domingo, 31 de enero de 2016

Cómo saber si tienes mal de ojo

como quitar el mal de ojo portada

No deja de sorprenderme la cantidad de personas que se preguntan  cómo saber si tienes mal de ojo.

Voy a tratar de responder, de una manera constructiva, a esta cuestión y poder ayudar a todas las personas que están preocupadas por si le han echado mal de ojo.

¿Pero qué es el mal de ojo?

Para saber de qué estamos hablando, vamos a tirar de Wikipedia:

El mal de ojo, es una creencia popular supersticiosa según la cual una persona tiene la capacidad de producir mal a otra persona sólo con mirarla. De esta persona afectada se dice que “está ojeada, o que le echaron mal de ojo, o el ojo encima”

Digamos que, cuando a una persona le echan mal de ojo, las cosas empiezan a irle mal. Tiene mala suerte, sufre enfermedades, …

¿El mal de ojo existe?

Yo soy poco de creencias irracionales y me encanta el método científico, por lo que, de entrada, la respuesta que me viene a la mente a esta pregunta en evidente:

El mal de ojo es una tontería y una superstición sin sentido.

Pero, por otro lado, he aprendido a no despreciar las creencias de la gente sólo porque no las comprenda.

Tengo que deciros que hace tiempo que investigue sobre algo bastante parecido: curanderos y curaciones milagrosas. Y las conclusiones científicas a las que llegue son igual de válidas para el mal de ojo.

Por no ponerme muy pesado, os tengo que hacer dos revelaciones, una buena y otra mala:

  • El mal de ojo existe
  • Sé cómo quitar el mal de ojo y te voy a enseñar a hacerlo

Aunque voy a explicar estas dos afirmaciones de una manera científica, por si tienes poco o no te apetece leer el artículo entero, voy a responder a la pregunta cómo saber si tienes mal de ojo.

Si piensas que te lo han echado mal de ojo, te aseguro que tienes mal de ojo

Si quieres que te explique cómo te lo puedes quitar, vas a tener que leerte el artículo entero (no me veo capaz de resumirlo en una frase comprensible).

Si crees en el mal de ojo, pueden echartelo.

Aunque tengo la seguridad de que el mal de ojo existe, esta maldición no tiene nada que ver con la envidia ni con alguien con poderes que te haya mirado mal.

Los seres humanos no tenemos poderes mágicos ni la capacidad mágica de inducir el mal (ni el bien a nadie)

Pero lo que si tenemos todas las personas es la capacidad de sugestionarnos. El hecho de creer algo puede producir cambios tanto a nivel físicos como psicológicos. Un buen ejemplo de esto son los medicamentos placebo.

Tenemos miles de estudios que demuestran que el simple hecho de saber que te estás tomando una medicación para solucionar un problema puede producir mejoras en la salud, aunque esa sustancia no tenga ningún principio activo.

Os sorprendería saber el porcentaje de medicamentos recetados por la seguridad que son placebos. Y no es que nos engañen, es que realmente nos ayudan a mejorar la salud.

Y al igual que un medicamento placebo te puede curar, una “maldición placebo” te puede hacer daño.

Nadie nos puede echar mal de ojo, pero si podemos sufrirlo si creemos en el

De igual forma, si crees que puedes tener mal de ojo, también es posible que te lo puedan quitar. Aquí es donde entran en juego caraduras, personas que se creen con poderes y una mezcla de tradiciones variopintas. Para quitar el mal de ojo sirven multitud de rituales. Os pongo algunos de los que he encontrado por internet:

  • Remedio del aceite, el agua y la tijera
  • Plantar nueve semillas de ciruela
  • Colgar ajo en casa a modo a muleto

Y parece ser que también es recomendable utilizar oraciones del tipo:

Con un ojo te han mirado

con dos ojos te han ojeado

con tres ojos te han curado.

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¿En serio?

Pues sí, así es el mundo del mal de ojo.

Dado que sufrirlo es fruto de tus creencias y tu sugestión, curarlo también tiene que ver con creencias y sugestión. Y cualquier ritual, por absurdo que parezca, si crees en él, sirve para quitar el mal de ojo.

Como quitar el mal de ojo

En esta última parte del post voy a enseñarte a quitarte el mal de ojo. Sin usar oraciones ni magias refritas.

Paso 1: Interioriza que el mal de ojo no existe

Repítelo mil veces. Escríbelo con letras bonitas. Cuéntaselo a todas las personas que conoces.que te mire un tuerto

Cuantas más veces te digas a ti mismo que el mal de ojo no existe, más te creerás.

Paso 2:  Busca explicaciones lógicas a lo que te sucede.

Personalmente soy fiel creyente en el modelo científico y en la navaja de Ockham. La ciencia y la experiencia nos demuestran que la navaja de ockham
explicación más sencilla suele ser la más acertada.

Y la explicación “porque me han echado mal de ojo”, te aseguro que nunca es la más sencilla.

Paso 3: Acepta que la vida a veces se vuelve desagradable.

Las malas rachas existen (al igual que las buenas). Que dos cosas sucedan en el mismo espacio y tiempo no quieren decir que tengan relación ninguna.

piratas pastafarismoTe pongo un gran ejemplo del pastafarismo, el cual profeso.

El aumento de temperatura del planeta (calentamiento global) se produce por la disminución de piratas caribeños.

Como podéis ver en el gráfico, la disminución del número de piratas correlaciona directamente con el aumento de la temperatura del planeta.

Cualquier persona cabal observa lo absurdo de esta teoría. Y es que el hecho de que dos cosas sucedan en el mismo tiempo y espacio no quiere decir que tengan nada que ver.

Que en la misma semana te salga un orzuelo, pierdas 50 euros, tu marido se resfrié y te hagas un esguince de tobillo no quiere decir que estos fenómenos tengan nada que ver entre ellos o que te “haya mirado un tuerto”.

Paso 4: Afronta tus problemas sin buscar soluciones mágicas.

mal de ojoEn el fondo estaría genial que la solución a tus problemas fuera que te han echado mal de ojo y que alguien te lo quite. En ese caso, tú no tienes ninguna responsabilidad sobre lo que te pasa y ninguna responsabilidad en solucionarlo.

Pero te aseguro que la vida va mejor cuando cada uno de nosotros asumimos nuestra realidad y nuestras responsabilidades.

Cuando tengas problemas, no te conformes con echarle la culpa a otro (me han echado mal de ojo) y asume tu responsabilidad. Busca soluciones, acepta las cosas malas que te pasen y se escapan a tu control y asume las riendas de tu vida. Te aseguro que te irá mucho mejor.

Propina: La solución psicomágica

Si después de leer hasta aquí (muchas gracias), sigues pensando que lo mejor es un ritual para quitarte el mal del ojo, ve a la sección realizar consulta y pídeme una cita.

Te ayudaré a crear un ritual que te servirá para quitarte el mal de ojo. Será un ritual diseñado para ti y que te aseguro 100% que funcionará.

Pero no será fruto de que tengo poderes ni de que tenga un don regalado por la virgen de Fátima. Funcionará porque desde la psicología comprenderé tu situación y crearé un rito que te curé (cómo cura un medicamento placebo que realiza un farmacéutico).

Espero que después de leer este artículo tengas la respuesta a cómo saber si tienes mal de ojo y cómo quitarlo

La entrada Cómo saber si tienes mal de ojo aparece primero en WebPsicólogos.



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viernes, 29 de enero de 2016

El consumo de drogas en la adolescencia

consumo de drogas

El consumo de drogas entre los adolescentes se ha disparado en los últimos años. Entre las drogas más consumidas, está el alcohol, tabaco, marihuana y cocaína. El tabaco es la substancia más utilizada en la mayoría de la población adolescente, seguido del alcohol.

Respecto a esto, la forma de consumo, el lugar del consumo y las circunstancias son las que determinan los riesgos que conlleva. El abuso de las drogas empieza por un acercamiento a un consumo lúdico, después vendrá la adicción o un consumo habitual y finalmente la dependencia.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estima que unos 205 millones de personas consumen algún tipo de sustancia ilícita, la más común es el cannabis, la cocaína y los opioides. La media del consumo de tóxicos de jóvenes europeos se sitúa en un 2,7% mientras que en España esta tasa se encuentra en un 3,7% y una de cada 5 personas entre 15 y 34 años dicen haber tomado cannabis en el último año.

La utilización de sustancias ilícitas es más común entre los hombres que entre las mujeres, mucho más aún que el hábito de fumar cigarrillos y el consumo de alcohol. La edad en la que los jóvenes comienzan a consumir alcohol se da entre los 12-13 años aproximadamente, donde se generan salidas nocturnas y donde sus grupos de iguales consumen alcohol, y éste por ser aceptado también se hace consumidor.

Primero se comienza por pequeñas substancias que van desde el tabaco al alcohol, para pasar a otras más potentes y adictivas. Hay que tener en cuenta que son diferentes factores que pueden llegar a conducir a los adolescentes al consumo de estas substancias, ya sean factores de tipo social-demográfico, psicológico, personal o familiar o simplemente la curiosidad por experimentar algo nuevo.

A todo esto, le tenemos que añadir una mayor influencia de factores de riesgo con relación al desarrollo en el proceso evolutivo del adolescente, así como sus rasgos de personalidad o su temperamento individual y factores familiares, donde se suele hablar que el consumo de tabaco o alcohol, entre otras drogas, proviene del entorno social y núcleo familiar en el que se desarrolla el adolescente.

Entre estos factores familiares estaría que los padres rechacen a sus hijos, el exceso o poco control por parte de los padres, los divorcios conflictivos y el ambiente de familias desestructuradas con antecedentes de consumo de drogas, detonante para que el adolescente tenga una baja autoestima y un bajo rendimiento escolar.

A esto hay que sumar también a la poca o nula motivación por las tareas escolares, produciéndose un abandono escolar. Todo esto conduce a que los adolescentes se acerquen más al consumo de substancias como una salida a sus problemas emocionales, afectivos y comportamentales.

Factores que influyen en el consumo de drogas

Cuando hablamos de este tipo de factores que influyen en la toma de substancias, decimos que por un lado se encuentra el factor de tipo social-demográfico.

Como bien sabemos, es muy importante el entorno demográfico, es decir, dónde resida el adolescente, ya que todo ello, genera unas circunstancias que pueden influir en el consumo de tóxicos.

Los adolescentes que provienen de barrios marginales, donde su pan de cada día es tener continuamente drogas a su alcance, o ver cómo otra gente consume y sin ir mas lejos, quizás hasta su propio entorno familiar, grupo de amigos o compañeros de la escuela, esto hace que vean las drogas como una cosa normal porque lo han vivido desde pequeños.

Los niños son como esponjas, todo lo absorben, tanto lo bueno como lo malo, así como también tienden a la imitación, siendo la figura del adulto el patrón o guía de sus conductas y formas de interactuar con el medio en el que se desarrollan. Un niño criado en un barrio marginal, tiende a tener unas tasas más elevadas de consumo ya que absorben todo lo que hay en su entorno, por lo tanto el riesgo aumenta.

Si a esto le añadimos que su escuela y como consecuente sus relaciones entre iguales también se desarrollan en ese espacio,  veremos cómo hay un alto riesgo de caer o de empezar a probar substancias desde el alcohol, desde las primeras caladas de un cigarrillo a pasar a los porros y así va incrementándose la adicción, hasta llegar a drogas de más alto contenido de peligrosidad. En este caso hablamos de marihuana y cocaína siendo las más utilizadas seguidamente del crack, éxtasis o heroína.

consumo de drogas

Pero también la población que está en riesgo serían colectivos de clase social-alta. Aquí hablamos de adolescentes que por su estatus económico quieren experimentar nuevas cosas, nuevas experiencias y nuevas sensaciones. Para ellos el NO, no esta permitido y la droga fluye en estos entornos donde el dinero lo puede todo.

En este caso los padres tendrían mucho que ver en la educación de sus hijos, ya que hablamos de un tipo de padre que es permisivo, consintiendo todo desde bien pequeños, y esto ha hecho malcriarlos, y en muchos casos cada niño percibe una paga semanal o mensual para sus propios gastos, donde ellos son los administradores de su dinero, así los padres lo que están consiguiendo es que las propias drogas puedan ser compradas o adquiridas fácilmente con unos cuantos euros.

Si hablamos de la figura de los padres, tanto en un caso como en otro, tendremos un denominador común: el descuido o desatención por parte de éstos en la educación e implicación con sus respectivos hijos, y como consecuente, hace que sus elecciones estén en manos de este grupo de adolescentes en proceso de maduración, por eso la edad, el sexo y el nivel sociocultural es muy influyente a estas etapas con el consumo de tóxicos.

Ahora bien, tampoco se salvan los que proceden de clase media, aunque si bien es cierto todo depende de la educación que se les haya dado y de las compañías que rodeen a estos jóvenes, así como su sexo (no es lo mismo ser un chico que una chica), respecto a la percepción de riesgo diferenciada entre ambos sexos, existe la coincidencia que ellas son más conscientes de los riesgos de un consumo abusivo y son menos tendentes a asumirlos así como más prudentes, en cambio ellos, asumen ese riesgo y tienden a ser más lanzados y impulsivos.

Si pasamos al punto de vista educativo y psicológico, en una familia con carácter autoritario, donde los padres ejercen un control férreo sobre sus hijos y además lo hacen mediante la afirmación y poder (“esto se hace así porque yo lo digo”) y donde la comunicación es escasa, en general ejercen una alta presión sobre los mismos para que asuman responsabilidades. Además no suelen expresar abiertamente afecto hacia sus hijos. Estos padres suelen criar a niños obedientes, pero también dependientes, culpables, deprimidos y poco alegres o espontáneos.

Así, como la autoestima suele ser baja, son vulnerables a la tensión y fácilmente irritables, en este caso también precipita a que sus hijos tengan una mayor influencia respecto consumir drogas ya que a nivel psicológico tienen deficiencias de afecto y autoestima y por lo tanto, tienen una mayor vulnerabilidad a caer en el consumo de estupefacientes por presentar unos patrones de conducta y un estilo educativo un tanto inflexible y con bastantes carencias afectivo-emocionales y educacionales.

Estilo permisivo

Por otro lado en un estilo permisivo, el control que ejercen los padres sobre los hijos es escaso, donde la comunicación a veces es buena y otras excesiva, tratan a los hijos como iguales haciéndoles cómplices de confesiones que no se adecuan para su edad. Además, suelen ser demasiado afectuosos y no plantean a sus hijos tareas acordes a su edad de las que pueden ir asumiendo la responsabilidad, al igual que no plantean límites.

Si nos vamos al perfil psicológico de estos niños, suelen tener problemas para las interacciones sociales, puesto que no cumplen normas de comportamiento y son poco persistentes y descontrolados y sobretodo tienen muchas dificultades de autocontrol para asumir responsabilidades, así como una moral baja.

Si bien es cierto, suelen ser mas alegres que los criados en un ambiente autoritario pero a la larga la falta de control genera una baja autoestima y cuando crecen se convierten en adolescentes conflictivos que transgreden las normas sociales y por lo tanto buscan nuevas experiencias, esto hace que sean propensos a experimentar con drogas potentes, ya que les gusta probar o experimentar límites apartados de las normas sociales preestablecidas.

Estilo negligente

También encontramos el estilo negligente, los padres tienen una baja exigencia y sobretodo en la abdicación de las responsabilidades familiares y educativas, donde tienden a desatender a los hijos. Además también muestran una falta de sensibilidad y se implican muy poco en la educación de los hijos.

Respecto al perfil psicológico del adolescente, teniendo en cuenta cómo son sus progenitores, éstos muestran un escaso sentido del esfuerzo personal y de lucha y como resultado en la escuela obtienen pocos logros, ya que desarrollan un auto-concepto negativo así como pocas muestras de auto-confianza hacia los demás.

Este tipo de perfil tiende a tener una mayor predisposición a padecer trastornos psicológicos y desviaciones de conducta que le inciden a ser más propenso en adentrarse el consumo de ciertas sustancias por tal de suplir sus problemas emocionales-conductuales y carencias afectivas.

Estilo democrático

Por último, encontramos dentro del entorno educacional entre padres-hijos el estilo democrático. Suelen ser padres con un elevado control, pero flexibles, dando explicaciones a sus hijos acordes con su edad, además son padres afectuosos y piden a sus hijos el hecho de asumir responsabilidades.

La comunicación familiar es buena y estamos delante de padres preocupados que ayudan a sus hijos en la toma de responsabilidades. Si vamos al perfil psicológico, son niños con buenos niveles de autocontrol y autoestima, competentes socialmente, capaces de persistir en tareas, además de ser niños independientes pero cariñosos y con una moralidad propia de la edad.

Suelen ser muy pocos o escasos los que suelen caer en el consumo de substancias, aunque no se descartan, pero sí hay menos probabilidades ya que han sido educados en un entorno no propicio para el consumo de drogas. Suelen escoger a amigos o grupos de iguales similares a ellos, donde no se dejan influenciar por los demás y tienen un perfil bastante bien definido con unos objetivos enriquecedores y suelen apartarse de personas que pueden resultarles un tanto perjudiciales o poco indicadas para el estilo al que están acostumbrados.

Síntomas de alarma y problematización por el consumo
 de drogas

Así pues, consumir drogas en edades tempranas hace incrementar los niveles de dependencia y como tal se derivan problemas de drogadicción; la cuestión es: ¿Cómo se genera el problema de adicción y qué síntomas de alarma nos hacen sospechar?

En primer lugar decir que todo consumo consiste en un grupo de síntomas fisiológicos, psicológicos y comportamentales que comportan la dependencia a dicha sustancia, entre ellos encontramos trastornos fisiológicos y psicológicos como convulsiones, cambio del ritmo cardíaco, deterioro del sistema nervioso central y entre los trastornos psicológicos (alucinaciones, tendencias paranoicas, depresión, neurosis, etc); así como también deterioro y debilitamiento de la voluntad.

Consumo de drogas

También encontramos consecuencias de tipo social: puede ser partícipe de agresiones o conflictos violentos por la pérdida de asertividad y donde se puede llegar a delinquir o cometer actos violentos como robos e incluso asesinatos.

Deterioro en las relaciones personales: la persona no es capaz de mantener su estabilidad ni vínculos saludables con sus seres queridos, en ocasiones roba y hace lo posible por conseguir droga e incluso a través del engaño, lo cual hace que su confianza se vea resentida por las personas de su alrededor, así como sus relaciones de tipo social-afectivo se vean debilitadas.

También se produce bajo rendimiento en la escuela: es capaz de abandonar metas y objetivos recurriendo a la droga cómo su salvación; además se ve resentida la economía donde todo lo que tiene lo suele vender por conseguir el objetivo de consumir droga.

Cuando algunos de estos factores intervienen es cuando debemos pedir ayuda psicológica, ya que el proceso de abandono requiere de diferentes pasos.

La entrada El consumo de drogas en la adolescencia aparece primero en Psicocode.



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