Si eres de aquellas personas que te cuesta arrancar, tienes la filosofía de dejar para mañana lo que puedes hacer hoy y te cuesta decir NO porque no tienes fuerza de voluntad, posiblemente pienses que eres así y que no hay forma de cambiar. Pero, te equivocas.
Una persona que nace así, puede trabajarlo día a día e irá notando con el tiempo como le costará menos hacer algo que no es de su total agrado.
Cuando hablamos de autodisciplina, automáticamente pensamos que está relacionado con el trabajo. Y es que además del trabajo, la autodisciplina hay que aplicarla a la vida familiar y personal.
Y entonces, ¿qué es la autodisciplina?
De entre todas las definiciones que he leído, me quedo con esta: “se trata de seguir las normas que hemos establecido, independientemente de si nos apetece seguirlas o no, venciendo la procrastinación”. Una expresión muy conocida que resume a la perfección esta idea es la siguiente: “a quien algo quiere, algo le cuesta”.
Por tanto, para conseguir nuestras metas es esencial contar con una autodisciplina, que en otras palabras es una fuerza interior o vocecita que empuja a dejar de hacer algo placentero, por hacer algo conveniente. Y lo difícil es mantener esta fuerza de voluntad en el tiempo y hacerlo duradero.
La autodisciplina es una de las grandes herramientas que nos ofrece el desarrollo personal. Sin autodisciplina, habrá más posibilidades de abandono antes de llegar a tus objetivos. No importa lo motivado que estés para conseguir tus objetivos, una persona con autodisciplina lo hace, aun sin tener ganas de hacerlo.
Para entender mejor este concepto, pongamos estos dos ejemplos: cuando somos niños, tenemos a alguien por encima nuestra (nuestros padres y tutores) que nos dicen que tenemos que hacer en todo momento, pero a medida que vamos creciendo, necesitamos la autodisciplina para realizar muchas actividades por nosotros mismos.
Ya no tenemos a nuestro padre encima para decirnos que recojamos la habitación, o para decirnos que nos pongamos a estudiar para el examen de mañana… Seremos nosotros mismos los que nos autoconvenzamos de hacerlo y pongamos de nuestra parte (fuerza de voluntad) para realizar esa actividad.
Por tanto, la autodisciplina juega un papel importante en nuestras vidas, ya que influirá en nuestro futuro.
Cuál es el secreto para conseguir la autodisciplina
1. Tomar conciencia de la autodisciplina
Lo primero que debes hacer para ser autodisciplinario es entender qué significa esa palabra. Seguramente haya gente que nazca con más fuerza de voluntad que otra, pero todos tenemos la capacidad de tenerla si la trabajamos.
Una vez sepamos cómo construir esa autodisciplina, debemos convencernos de que queremos empezar a tener más. Y aquí juega un papel importante la motivación, que es el principal promotor de la autodisciplina. Así que si no tienes ningún motivo para empujar a tu fuerza de voluntad, esta no crecerá.
Un ejercicio que te ayudará a descubrir tus motivaciones y a conseguirlas es apuntar en un papel las barreras que te impiden conseguir esa autodisciplina y qué ventajas tendrás si las desarrollas.
2. Trabajar la autodisciplina en tareas no productivas
Analicemos las tareas que hacemos diariamente, elaboremos una lista y prestemos atención a cuáles de ellas son productivas y cuáles no. En las que no, ¿cuántas horas dedicamos? Porque ese tiempo podemos dedicarlo a aumentar nuestra fuerza de voluntad y trabajar la autodisciplina.
3. Fijarse objetivos
La disciplina funciona con objetivos. Por eso, antes de empezar a construirla tenemos que marcarnos qué objetivos queremos conseguir. Piensa qué horas del día a veces no lo dedicas a nada, y utiliza ese tiempo (al menos una hora al día) para construir la autodisciplina.
Los objetivos deben ser específicos, de esta forma te mentalizarás más y las probabilidades de hacerlo también serán mayores.
A lo primero, es recomendable que te fijes objetivos específicos y cortos en el tiempo, para que te resulte fácil alcanzarlo y te sientas más seguro de que tu autodisciplina se está creando.
4. Distinguir cuáles son las barreras y distracciones
Es importante saber cuáles son las barreras que hacen fracasar tu autodisciplina: estar tumbado en el sofá, ver la tele, escuchar música, hacer deporte, etc. Todas estas distracciones tendrás que evitarlas cuando se acerque el momento de hacer algo por obligación. Por eso es importante identificarlas, para facilitarnos el camino hacia nuestros objetivos.
5. Subir peldaños poco a poco
La autodisciplina no se consigue de la noche a la mañana. Hay que ir poco a poco, asegurándote de que vas consiguiendo objetivos. En el momento de que llegues donde querías, debes proponerte otros mayores, y así hasta conseguir todas tus metas.
Si te quedas estancado en algún punto y no puedes continuar, no te rindas y quédate donde estás.
6. Ser fiel a las promesas de cada uno
El nivel de autoexigencia de cada uno es clave para llegar a donde queramos. Por eso, si lo tomamos como una promesa a nosotros mismos que debemos cumplir, nos aportará la energía necesaria para trabajar y llegar donde nos propongamos.
No debemos hacernos promesas grandes, sino pequeñas que con el tiempo se sumarán y nos harán vencer todos esos obstáculos que se interponían en nuestro camino.
7. Premiar el compromiso y entrega
Recompensa tu esfuerzo, eso te hará disfrutar mucho más en tu vida. Piensa en la satisfacción que te da haber cumplido tus objetivos semanales o mensuales, y darte el capricho al acabar tu trabajo de salir a celebrarlo como desees. Sin duda, esto te motivará a luchar por tus objetivos, y por ende, a seguir construyendo tu autodisciplina.
Photo Credit: Timi P.
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