La biología de ganar
A todo el mundo le gusta ganar, está claro, y a nadie le gusta perder. Sin embargo, para que exista un ganador, debe forzosamente existir un perdedor. Ganar se siente muy bien, mientras que perder se puede sentir fatal. Pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que sucede en los humanos cuando ganan y pierden? ¿Por qué se siente mejor ganar que perder?
Como seres humanos, parte de la respuesta radica en nuestra biología. A través de nuestro flujo sanguíneo corre la testosterona, una hormona asociada con la dominación y la agresión tanto en hombres como en mujeres. La testosterona nos hace sentir poderosos y potentes. Cuando ganamos, nuestros niveles de testosterona son más altos que cuando perdemos, una de las cosas que ayuda a comprender por qué nos sentimos poderosos y potentes cuando ganamos, y por qué sentimos agonía cuando perdemos.
Al mismo tiempo, en la biología entran en juego dos importantes substancias químicas del cerebro, la dopamina y la norepinefrina. El cerebro reacciona de manera diferente cuando obtenemos una recompensa o cuando se nos niega.
La dopamina es una substancia química que influye nuestra experiencia de sentir emociones positivas, activándose cuando obtenemos una victoria.
En cambio, la norepinefrina regula las experiencias negativas, y puede influir la sensación de agonía que se siente en una derrota. Sin embargo, más allá de las reacciones biológicas a la experiencia de ganar o perder, yace la experiencia social, la cual nos enseña a vivir las ganancias y las pérdidas con diferentes filosofías. Es decir, ¿somos buenos o malos perdedores? ¿Qué tipo de ganadores somos?
La aversión a la pérdida
Los psicólogos Amos Tversky y Daniel Kahneman demostraron a través de sus estudios que perder nos resulta el doble de fuerte que ganar.
Esta teoría se llama “aversión a perder”, y explica la tendencia que tiene la gente a preferir no perder que a ganar. Esto también provoca que las personas teman el riesgo para, de esta manera, evitar una pérdida, incluso si eso significa perder la oportunidad de obtener un beneficio. Los seres humanos tenemos un miedo intrínseco a perder, por lo que haremos todo lo posible por minimizar riesgos y evitar perder. Sin embargo, esto también está ligado a la manera en que la gente regula sus emociones así como a la subjetividad ligada a lo que se considera riesgoso o no.
Ganar y perder en los casinos o casinos online
Otra posible reacción a la pérdida es cuando se compara una pérdida segura contra una pérdida mayor que tan sólo es una probabilidad. Al disminuir la sensibilidad, puede suceder que aumente la toma de riesgos. Es por esta razón que las personas continúan apostando en los casinos gratis después de haber perdido de manera sustancial.
Se enfocan en las potenciales ganancias, fantaseando en un bote, que pondrá fin a sus pérdidas. Este tipo de personas u ocurrencias están tan emocionalmente involucradas que son incapaces de darse cuenta de que siguen aumentando sus pérdidas. Es decir, los humanos a menudo maximizan la recompensa que esperan obtener al apostar, sin embargo, tienen la tendencia de modificar sus estrategias de apuesta dependiendo de cómo lo sienten. Si llevan una buena racha de pérdidas, sienten que ahora les toca ganar a pesar de que no hayan cambiado las probabilidades del juego.
Cuando los apostadores entran en un casino, generalmente ya lo hace con una suma definida que están dispuestos a poner en riesgo. Pero, una vez que el dinero se ha ganado o perdido, la actitud hacia el dinero cambia. Los perdedores tienen la tendencia de comenzar a tomar más riesgos. En cambio, los ganadores comienzan a comportarse de manera protectora con el dinero ganado. Mientras más grande sea la ganancia, más grande será la pérdida.
Entender lo que yace detrás de perder o ganar puede llevarnos a reflexionar sobre el tipo de perdedores y ganadores que somos. Como bien dicen, puede ser que que el peor defecto de un ganador sea no saber perder.
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