Para la mayoría de los futbolistas, las vacaciones estivales se han terminado para dar comienzo a una nueva pretemporada donde los equipos se han puesto manos a la obra para poner a punto el rendimiento de sus jugadores.
Es en este periodo donde los entrenadores diseñan su plantilla, cubren sus necesidades con nuevas incorporaciones y se establecen los objetivos a corto, medio y largo plazo. Esta última tarea suele ser un quebradero de cabeza ya que se juega con expectativas que no siempre se llegan a cumplir, sobre todo, cuando las metas que se proponen los técnicos son difíciles de alcanzar. Además, ¿qué tipo de objetivos debemos plantearnos? ¿solamente de resultado? ¿de rendimiento?.
Objetivos de resultado
Los primeros, los de resultado, suelen ser bastante motivantes ya que pasan por lograr títulos, ascensos, permanencias, goles, victorias, etc. pero alojan estados altos de activación que pueden llevar al deportista a sufrir periodos de ansiedad y estrés que limiten su potencial.
Objetivos de rendimiento
En segundo lugar, están los objetivos de rendimiento, es decir, metas que tienen que ver con la consecución de acciones determinantes tales como: cortes de balón en defensa, pases completados, ocasiones de gol, centros desde la banda, disparos a puerta, velocidad, potencia, agilidad, etc.
A priori no son objetivos tan motivantes como los de resultado pero son más consistentes ya que juegan con la variable tiempo. Es importante establecer metas que se puedan alcanzar a corto plazo pues motivarán, en este caso al futbolista, a cumplir nuevos objetivos de rendimiento.
Según el modelo SMART, existen 5 claves que debemos cumplir a la hora de establecer objetivos como entrenador o incluso como psicólogos si es que formamos parte del cuerpo técnico del equipo:
- Específicos: las metas que se vayan a proponer deben hacer referencia a acciones o conductas concretas. No debemos caer en la tentación de generalizar, como por ejemplo estar fuertes defensivamente, sino más bien debemos concretar qué queremos lograr. Un ejemplo sería cortar balones aéreos.
- Medibles: necesitamos cuantificarlos, un ejemplo sería cortar 5 balones aéreos. Conseguiremos que el jugador esté pendiente de cumplir su cometido.
- Alcanzables: los objetivos debemos ser capaces de hacerlos. Habrá jugadores que serán capaces de cortar 3 balones aéreos y otros serán capaces de cortar 8 balones aéreos, lo que es complicado, por no decir imposible es cortar 1000 balones aéreos. Es importante que el jugador perciba el éxito en su rendimiento.
- Relevantes: los objetivos tienen que ser desafiantes, donde el deportista encuentre una razón para “picarse”, pues si se encuentra ante metas demasiado fáciles apenas encontrará una motivación para cumplirlas.
- Temporalizables: los objetivos deben tener “fecha de caducidad”, es decir, debemos proponer que el jugador cumpla sus metas en un periodo concreto de tiempo (una semana, 15 días, un mes, etc.). Durante ese intervalo, el entrenador con la ayuda del psicólogo deberán evaluarlos y llevar un seguimiento de si el jugador cumple o no cumple los objetivos planteados.
El establecimiento de objetivos es una técnica bastante usada tanto en Psicología Deportiva como en Coaching Deportivo ya que es la mejor manera de trabajar la motivación además de ser una de las mejores técnicas para ayudar al deportista a mejorar su rendimiento.
Por tanto, desde la UPAD Psicología y Coaching, os animamos a todos los entrenadores que comenzáis en estos días una nueva temporada, a que os rodeéis de profesionales de la psicología para establecer objetivos que ayuden a sacar el máximo potencial de cada uno de vuestros deportistas.
La entrada Psicología deportiva: Cómo fijar objetivos en pretemporada aparece primero en Psicocode.
from Psicocode http://ift.tt/2aLaqjL
via IFTTT
No hay comentarios:
Publicar un comentario