Ganar un premio gordo es el sueño de todo el mundo. ¿Quién no ha fantaseado alguna vez con la idea de convertirse en millonario? Nos imaginamos saldando deudas, comprando coches de alta gama, navegando en yate, viajando a los países más remotos sin escatimar…
Pero ese sueño, a priori inalcanzable, a veces se convierte en realidad. Aunque las probabilidades de obtener un premio gordo o una primitiva sean muy bajas, la realidad es que la lotería toca siempre a alguien y que podría dar un giro completo a nuestras vidas en cuestión de segundos.
¿Cómo podría afectarnos obtener un premio gordo?
Los efectos de conseguir un premio importante han sido analizados a fondo por los expertos en psicología y las conclusiones pueden ser sorprendentes. Aunque para muchas personas el dinero ha representado una salvación, para otras ha acabado convirtiéndose en un drama. Algunas personas han llegado incluso a arrepentirse de haber cobrado el premio.
Según los análisis realizados, un factor determinante es la cantidad de dinero obtenida en el sorteo. Cuando la cuantía del premio no es muy elevada, el afortunado suele invertir el capital en lo que popularmente conocemos como “tapar agujeros”: liquidar la hipoteca o préstamos pendientes, realizar alguna obra, ayudar a la familia, hacer unas vacaciones o incluso darse algún capricho.
El problema viene cuando la cifra alcanzada es tan extraordinaria que no sabemos bien qué hacer con ella: ¿inversiones, compra de inmuebles, ahorro?… el conflicto puede ser abrumador. Y, ante la duda, muchos optan por gastar. Seguramente habremos conocido a través de los medios el caso de afortunados con premios millonarios que han dilapidado su fortuna en poco tiempo y han acabado en la miseria.
También puede sernos familiar la imagen del “nuevo millonario” que aparece conduciendo un coche de alta gama, o adoptando un ritmo de vida poco acorde con su estatus anterior. Según los expertos en psicología, esta actitud es fruto de la inmadurez, de no saber afrontar las responsabilidades que comporta administrar adecuadamente unas ganancias obtenidas de forma inesperada.
Los nuevos “amigos”
Otro factor determinante es la reacción que el premio pueda ocasionar en el entorno. Cuando una persona obtiene una primitiva, o posee un cupón ganador, suelen aparecer familiares, amigos o simplemente conocidos solicitando ayuda económica. Incluso personas con las que se había perdido el contacto pueden reaparecer “casualmente” en la vida del agraciado. Esta circunstancia acarrea momentos de estrés e indecisión, porque no es fácil negarle un favor a alguien que supuestamente lo necesita.
Para afrontar estas situaciones, los especialistas recomiendan diversas estrategias. La primera es no alardear de la nueva situación e intentar que lo sepa la menor gente posible. Otra opción es comentar que hemos puesto el dinero en manos de un experto, de manera que traspasamos a otro la responsabilidad de administrar las ganancias, aunque solo sea de forma aparente.
Sea cual sea la circunstancia en que nos encontremos, lo importante es analizar con calma la situación e intentar actuar dejando de lado el entusiasmo. Algunas personas agraciadas con premios millonarios han decidido cambiar de vida y marcharse al extranjero, otras han abierto negocios o se han dedicado a viajar, pero también hay premiados que han optado por soluciones mucho más simples: seguir con sus actividades habituales pero disfrutando al máximo de los nuevos privilegios.
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