martes, 12 de diciembre de 2017

Trastorno de Personalidad Obsesiva: entre el trabajo y la familia

trastorno personalidad obsesiva

Las personas con una personalidad obsesiva suelen vivir atrapadas en el detalle, en relaciones interpersonales prácticamente ausentes y, sobre todo, presos de sí mismos. Al igual que ocurre con otros trastornos de personalidad, su patrón de comportamientos se extiende a todos los ámbitos. Parafraseando a Theodore Millon, se podría decir que son personas capaces de ver las pinceladas, pero son incapaces de ver el cuadro entero.

Trastorno de Personalidad Obsesiva en el Trabajo

En el plano laboral son personas perfeccionistas, exhaustivas y trabajadoras. Lo consideran parte esencial de su persona y lo integran como un valor moral que debe regir su vida y la de los demás. Los problemas vienen cuando la perfección y la exhaustividad absorben al objetivo de la tarea y la necesidad de sentirse un trabajador competente absorbe el resto de actividades.

Hay muchas personas con personalidad obsesiva que tienen un gran éxito en su trabajo, normalmente a costa de sacrificar totalmente su vida personal, lo cual no significa que en todos los casos estas personas no hayan formado una familia.

Como subordinados suelen ser correctos y aceptan las ordenes que vienen desde arriba. Puede parecer que lo hacen con agrado, pero viven entre sus auténticos sentimientos, como rabia, y la adecuación de la que hacen gala y que vigilan sin descanso.

Si nos enfocamos desde el psicoanálisis podríamos decir que la personalidad obsesiva tiene un Súper yo (El que nos controla a través de normas sociales, culturales, morales…) tan fuerte que su Ello (del que surgen los impulsos inconscientes más auténticos) vive encadenado en una torre, en mitad del océano, debajo del mar. No obstante, en ocasiones escapa y como decía una canción “lo hace con hambre atrasada”, entonces la explosión de rabia está asegurada.

Como jefes pueden ser una tortura para sus subordinados. Nadie hace nada suficientemente bien. No permiten desviación de lo que consideran adecuado, pero sus estándares son imposibles de cumplir, pues su bucle de perfección siempre va en progresión ascendente. Pueden divisar que existen otros objetivos vitales, pero los consideran inadecuados y los castigan. Pueden recibir muchas quejas de las personas que están a su cargo, a lo cual suelen responder “lo que no quieren es hacer su trabajo”.

Trastorno de Personalidad Obsesiva con la Pareja

En el plano familiar tienden a ser personas distantes. Uno de los criterios que ofrece el DSM IV (manual diagnóstico por excelencia para evaluar diferentes tipos de trastornos) es el de que son personas rácanas, esta racanería no solo se debe interpretar en un plano material, sino también en el plano emocional. Acostumbran a no dar demasiado afecto a las personas queridas. En realidad, muchos confunden el amor con el reconocimiento. Durante su infancia ambos conceptos se fundieron en uno, puesto que sus padres retiraban el afecto al niño cuando no cumplía las expectativas. Este patrón se perpetúa, ya que fue introducido como un esquema propio.

La relación con su pareja está carente de espontaneidad ¿Se pueden imaginar a esta persona dando un beso apasionado en mitad de una calle? La respuesta habitualmente es no. Se comportan constantemente siguiendo un protocolo que entorpece la intimidad y genera una distancia insalvable en sus relaciones.

Así mismo, son muy estrictos con sus “normas básicas” y esto provoca que la otra persona, o bien se convierta en un extensión de su voluntad, o termine abandonando la situación. Incluso cuando están en un ambiente “permitido” no suelen mostrarse apasionados, ni desinhibidos, una voz interior les dice “no te excedas, no traspases la línea de lo adecuado”.

Esta situación suele generar frecuentes conflictos y mucha insatisfacción de la pareja. Es importante entender que la persona con personalidad obsesiva lucha por adecuarse a lo que se espera de él, por lo que en esta situación se encuentra atrapado entre lo que espera su pareja y no puede dar y lo que se le ha enseñado y ha desarrollado toda su vida y que se rompe al intentar satisfacer lo primero. Ante esta situación tenderán a racionalizar la situación, mecanismo antagonista de conectar con las emociones.

Trastorno de Personalidad Obsesiva con los Hijos

En relación a sus hijos suelen repetir el tipo de educación que ellos mismos recibieron. Las cosas son o blancas o negras, toda acción debe tener su consecuencia. Habitualmente tienen expectativas desajustadas sobre lo que sus hijos deben hacer, no respetan los momentos evolutivos y castigan acciones que entran dentro de lo normal. Esperan que sus hijos sepan qué es lo adecuado y si no son castigados material o emocionalmente.

Si su pareja no está de acuerdo con su forma de educar, los intentos de ésta de crear un frente común, con directrices consensuadas, se verán frustrados. Se producirá entonces una situación en la que es sencillo que los hijos creen alianzas con la pareja a expensas de la persona con personalidad obsesiva o en contra suya.

Los hijos también pueden servir como arma arrojadiza contra el cónyuge por medio de instigaciones y actos sutiles. Si nos situamos desde el modelo sistémico, se produce una ruptura de la estructura del sistema, creando una ambivalencia en la forma en la que los hijos creen que deben comportarse, situación muy estresante para ellos, cuyas figuras de referencia pueden llegar a polarizarse.

Este tipo de personas con frecuencia no son conscientes de su propio sufrimiento, puesto que las emociones se encuentran totalmente reprimidas. Sin embargo, presentan multitud de somatizaciones como dolores de cabeza y estomacales. Son un grupo de riesgo para accidentes cardio-vasculares cuando la hostilidad se añade a lo anterior y son propensos a tener estrés crónico.

Si unimos las piezas del puzle vemos una persona que se encuentra reprimida emocionalmente e incapaz de expresar sus verdaderos deseos, ya que las normas los han ido velando. Obsesionado con ser un trabajador modelo tiene una relación tensa con sus compañeros y subordinados y una fachada con sus superiores.

En el plano sentimental no es capaz de expresar afecto espontáneo y se encuentra atrapado en una situación en la que es imposible adecuarse a demandas que se contraponen. En el plano parental, no crean un auténtico vínculo con sus hijos, más bien una relación protocolaria. Todo esto lleva a perder relaciones y a no poder cumplir sus expectativas de perfección. Es una persona propensa a caer enferma y a tener trastornos psicológicos, como la depresión, de los que rara vez es consciente o que sufre racionalizando como parte de su imperfección.

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