miércoles, 21 de septiembre de 2016

La educación parental como factor de conductas violentas

educación parental

Es sabido que los primeros aprendizajes sociales, emocionales y cognitivos de un ser humano, se desarrollan por la educación que se recibe en el ámbito familiar. Es aquí donde aprendemos habilidades y herramientas de autocontrol de nuestros impulsos, que dependiendo de ellas, van a ser la forma en la que nos relacionaremos con la sociedad de manera positiva o negativa: la adaptación social. Es importante enfocar el estudio criminológico a esta esfera, debido que a partir de nuestra infancia la familia funciona como moldeador de nuestra personalidad.

Sabemos que la criminología tiene como objetivo primario, la prevención del delito o conductas antisociales, por ello el estudio de la familia es la rama específica más importante de los estudios criminológicos.

Primero que nada, es necesario definir qué es la Familia, en las palabras de Andrade, L. (2016) menciona: “es una interacción psicosocial de los seres humanos, en el cual los individuos viven en un hogar vinculados de forma consanguínea o legal, donde comparten valores, emociones y normas de convivencia”.

Aquí es importante señalar las normas que ejercen los padres, que va ser una pauta para el control de impulsos de los hijos, siempre y cuando estas normas estén justificadas y exista una comunicación con los hijos para resultados positivos.

En segunda, debemos tener en claro cuál es la labor del criminólogo en esta área específica. Hikal, W. (2013) explica:

“Estudia los problemas familiares y cómo éstos influyen en la conducta. Estudia la situación económica de la familia y sus consecuencias por la falta de atención a los hijos y cómo éstos van desarrollando conductas antisociales por el abandono o distanciamiento de los padres. También el ambiente familiar exhibe desajustes dinámicos que son reflejados en falta de autoridad y/o castigo excesivo para los hijos o para los demás miembros.”

Es por ello que es relevante que la educación que reciben los hijos sea de manera proactiva, ni siendo autoritarios, ni demasiado permisivos. A continuación, analizaremos el papel que ejerce cada miembro de la familia.

El rol del círculo familiar

Es imprescindible estudiar la interacción que ejerce cada miembro de la familia hacia el hijo, ya que cada uno transmite emociones diferentes, pero es necesario que exista una sinergia entre ellos para lograr el objetivo principal, que es brindarle una educación sostenida en valores y refuerzos sociales, ya que existirán factores de vulnerabilidad que lo propicien a la violencia, o a ser víctima de ella, como lo es la escuela, el trabajo, los amigos, etc.

1.- La Madre

Siendo la progenitora que le dio la vida en su vientre, es la educadora nata del hijo y la primera que se vincula emocionalmente con él. Forman la parte fundamental en la familia, ya que, generalmente está más pendiente de la educación y cuidado personal de los hijos. Díaz, R. (2014) postula las funciones socializadoras de la madre:

  • Es la primera persona que establece con el bebé una relación mediatizada por el amor, este amor le permitirá al niño sentirse acogido, seguro y dispuesto a conquista el mundo exterior.
  • Devuelve al bebé la imagen de unidad que necesita para su desarrollo individual.
  • Es la que comienza a introducir la noción de tiempo, a través de los distintos ritmos de atención y cuidado: sueño, alimentación, higiene. Etc.
  • Es la primera que dará significado a los primeros sonidos, siendo posible a partir de aquí la conquista del lenguaje.
  • Es la primera persona con la que el bebé se identifica y con la que inicia su identidad.

De acuerdo a un estudio realizado con ratones en la Universidad de Yale por la revista BioMed Central Neuroscience, muestran que la ausencia de las madres puede causar en los hijos hiperactividad y ansiedad. El estudio fue dirigido Arthur Simen, evaluaron su modelo de ‘separación materna con destete precoz’ en un grupo de 80 ratones macho, en el cual menciona: “La adversidad en la infancia, en la forma de abuso y negligencia, es prevalente en todo el mundo y supone un significativo problema de salud pública. Por desgracia, los mecanismos moleculares que subyacen a las consecuencias de la negligencia en los inicios de la vida siguen sin conocerse”

2.- El padre

Generalmente, las características del padre como educador son solo aportar económicamente al hogar, existe una indiferencia con la educación de sus hijos. Excelsior publica que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 53% de mexicanos siente que creció con un padre ausente.

En 1995, 31% de casas carecía de este integrante cifra que aumentó a 41.5% en 2008. Para 2010, 21 millones de papás mexicanos vivían solos con sus hijos; 20 millones con su pareja e hijos, 259 mil se registraron divorciados y 495 mil, viudos. Como vemos, las estadísticas muestran que tan sólo en México, es minoría la educación padre-hijo. De acuerdo con la investigación de Wallerstein (1980) citado por Bronchal, J. (s.f.), señala las consecuencias en el infante por la ausencia paternal en la etapa preescolar:

Los preescolares tienden a manifestar conductas regresivas: insomnio, crisis de rabietas, angustia de separación, pérdida del control de esfínteres, regresión en los hábitos de limpieza, estancamiento en las adquisiciones cognitivas, temores fóbicos y sentimientos de culpabilidad. Los escolares muestran su ira intensa contra uno o ambos padres y pueden desarrollar cuadros depresivos, lo que conlleva una disminución del rendimiento académico y deterioro en las relaciones con sus compañeros.

3.- Otros familiares (hermanos, abuelos)

Los hermanos y primos juegan un papel importante en la socialización. Ayudarán en la conquista del lenguaje. Conjuntamente representarán los papeles sociales en una expresión de juego simbólico. Facilitarán en conocimiento de otros (amigos, vecinos), que ayudarán positivamente en el proceso de socialización. Los abuelos y los tíos serán otros adultos que favorezcan la socialización, como personas afectivamente significativas con los que establecerán relaciones y como adultos que colaboran en la crianza. (Díaz, R. 2014)

Tipología general de una educación parental

Se han realizado diversos estudios en torno a las diferentes clasificaciones de educación de los padres, pero aquí se hará mención de una tipología general propuesta en el libro “Mentes Asesinas” de Ostrosky, F. (2011) citado por Andrade, L. (2016), donde el psicólogo de la Universidad de Notre Dame, John Borkowski muestra cuatro tipos: Dictatorial, permisiva, con autoridad y sin involucrarse. Se hará mención a ellas de manera somera.

1.- Padres dictatoriales

Este tipo de educación esta empoderado normalmente por el patriarcado, en donde el padre es el que lleva la batuta, pone restricciones y normas muy severas que deben seguirse. La personalidad de los padres suele ser de poca empatía con sus hijos, muy rectos en sus decisiones y tratan de controlar la vida de sus hijos, y los esquemas de pensamiento que fungen en el padre son: “porque yo soy el que mando”, “porque lo digo yo”, “no me importa lo que tú pienses”.

2.- Padres permisivos

Esta educación es la inversión de lo que el padre dictatorial hace, estos están casi totalmente desligados de sus hijos, no establecen normas para regular la conducta de sus hijos, aportan una retroalimentación inconsistente y muy laxa.

3.- Padres con autoridad

Este tipo de educación que ofrecen los padres es prosocial, ya que enriquecen de habilidades sociales y emocionales a sus hijos. Este tipo de educación establece normas en el hogar muy delimitadas, claros y consistentes, así como castigos justificados, además de explicarle a sus hijos del por qué es importante que se comporten de cierta manera y las razones de sus castigos.

4.- Padres que no se involucran

La educación que se establece es meramente económica, el padre cree que con aportar comida y techo le es suficiente. Existe un desapego emocional e indiferencia hacia los hijos, además de ser casi inexistente la comunicación con sus hijos. Al igual que los padres permisivos, imponen pocos o nada de límites, pero no tienen la calidez emocional que muestran la mayoría de los padres permisivos. En su forma extrema, este tipo de paternidad produce abandono, que es una forma de abuso infantil.

Conclusiones

De los mayores retos que tenemos como criminólogos, es sin duda llevar a cabo una prevención de conductas antisociales eficiente, porque pareciera que la prevención es un utópico más. Esto sólo se lograra si tenemos un cuerpo de conocimiento suficiente y sistematizado para sustraer ideas para elaborar políticas públicas, por lo que es importante especializarse, hacerse experto en algún área para trascender, ya que la sociedad avanza, y la criminalidad está en constante metamorfosis.

La criminología familiar es el reflejo de nuestros objetivos principales como criminólogos: descubrir las causas primigenias que desencadenan las conductas violentas, y justo en este pilar donde comienzan las primeras interacciones biopsicosociales como seres individuales en constante vinculación social.

BIBLIOGRAFÍA

Andrade, L. (2016). Acercamiento a la criminología familiar desde una tipología de la educación parental. México: Criminología y Justicia.

Bronchal, J. (s.f.) Consecuencias de la ausencia del padre varón en los hijos. Recuperado el día 10 de Septiembre del 2016 en: http://ift.tt/2cmwVZF

Díaz, R. (2014). La familia como primer agente de socialización. Recuperado el día 10 de Septiembre del 2016 en: http://ift.tt/2djOluT

Hikal, W. (2013). Criminologías Especializadas. México: La razón, gaceta jurídica. Recuperado el día 10 de Septiembre del 2016 en: http://ift.tt/2cmwnTU

Simen, A. (2010). Maternal separation with early weaning: a novel mouse model of early life neglect. BioMed Central Neuroscience. Recuperado el día 10 de Septiembre del 2016 en: http://ift.tt/2djQffm

Photo Credit: Niña asustada via Shutterstock

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