jueves, 29 de septiembre de 2016

Yo no necesito ir al psicólogo

necesito ir al psicólogo

Quien más, quien menos, estaremos en este mundo unos 75 años. Un día tiene 24 horas por lo tanto un año tiene 8760 horas lo que suma un total de 657.000 horas de vida.

Luisa siente una pequeña molestia en un pié. De vez en cuando al caminar siente un pinchazo, pero lo deja estar. Al cabo del tiempo, sigue notando el pinchazo cada vez más doloroso, pero se acostumbra a ese dolor pensando que ya se le pasará. Pasan tres años y el marido de Luisa se da cuenta que cojea un poco, ella se da cuenta en ese momento que le duele la cadera, y acude al médico. El diagnóstico es medianamente grave, y Luisa requiere operación y estar con una muleta durante un año.

Si llevamos esto al mundo de la salud mental, creo que se entiende perfectamente. Estamos acostumbrados a aguantar el dolor psíquico, es más, tenemos muchas estrategias mentales para soportarlo. En el caso de Luisa, si cambiamos la pierna, por… Luisa un día se sentía decaída… el final de la historia, la muleta, se convierte en medicación.

Pero hoy en día aún existe una diferencia muy grande entre el enorme valor y atención que le prestamos a nuestra salud física y el temor, prejuicio y tabú que existe hacia las dolencias psicológicas o emocionales.

En la historia de Luisa, si la dolencia fuera física, es probable que fuera ayudada por sus familiares o personas desconocidas, le cederían el puesto en la guagua, se preocuparían por su situación, la acompañarían a los lugares donde no podría ir sola etc.

Sin embargo si se quejara de ansiedad, tristeza, desánimo, culpa, podría ocurrir que su entorno le exigiera salir de esa situación con expresiones del tipo “afortunadamente no tienes nada físico”, “si lo tienes todo, no te quejes”, “eso son boberías tuyas”, “ya estás otra vez”, y un sinfín de juicios hacia esa persona sin entender que una dolencia psíquica o del alma, puede llegar a ser mucho más limitante y dolorosa que una física, ya que el asunto mental no resuelto se va a expresar de forma violenta a través del cuerpo mediante nuestras emociones expresadas o no expresadas.

Y claro, ante esta falta de aceptación y entendimiento de ver las dolencias mentales como algo normal, las personas tendemos a esconderlas, haciéndolas nuestro secreto, pues tememos mostrar aquello que nos hace débiles, muchas veces con fachadas que muestran lo contrario.

Es frecuente escuchar en consulta “yo no le digo a nadie que voy al psicólogo”. Afortunadamente todo esto va cambiando poco a poco. Me llega a la cabeza la siguiente pregunta… ¿Somos débiles? Procuraré responderla.

Hay que entender que de un modo u otro los problemas de ansiedad, depresión, preocupaciones etc. no son “culpa” nuestra, al fin y al cabo los “trastornos” nacen de salirse de la media de lo que se espera en una sociedad.

Una sociedad encorsetada, rígida y muy exigente, en la cual la confusión entre lo que realmente es necesario y tiene valor, nos han creado unas necesidades y expectativas que muchas veces penden de un hilo, y están alejadas de muchas realidades que vivimos. Y aquí aparece el concepto de Felicidad, parece que estamos en la era de encontrar la Felicidad.

¿Te has parado a pensar lo duro que es esto? Te invito a que reflexiones profundamente en cuáles son las características de la Felicidad que nos intentan hacer creer y te animo a que pienses en lo siguiente: “la felicidad ya es, no es dependiente de nada, ya existe” solo hay que cambiar nuestro sistema de valores y expectativas. Dentro de todo esto, lógicamente, sin nosotros quererlo ni buscarlo, hay una delgada línea entre tener preocupaciones y no tenerlas, y un exceso de esto llevará a ansiedades, desánimos y frustraciones.

Es absolutamente normal pasar por malos momentos y tener “crisis” sin ella no habría crecimiento, cada “crisis” es por tanto una experiencia vital que nos puede ayudar a mejorar. Podríamos decir que las crisis son grandes oportunidades para romper todo ese sistema de creencias y rutinas en las que ando inmerso y dar un paso hacia una mayor amplitud de mí, un paso a hacia la libertad. Y un dato, la libertad poco tiene que ver con ese concepto abstracto de Felicidad.

¿Y en qué puede ayudar la psicología?

La psicología lo único que ofrece es que el sufrimiento de las personas sea el menor posible en estas etapas de cambios y crisis. Decidir acudir ayuda en un momento determinado puede ahorrarte mucho sufrimiento a la larga.

Te muestro aquí dos datos interesantes:
Un 40% de la población española padece ansiedad o depresión y sólo la mitad se trata. El índice de suicidios va en aumento, logrando en 2014 su máximo histórico con 10,7 suicidios al día, un total de 3970 suicidios en el año.

¿Qué quiero decir con esto?

Los dolores emocionales y psíquicos están ahí, y son más frecuentes de lo que parece. Los estados de ánimo decaídos, frustraciones etc. forman parte de nuestra sociedad así como también otros problemas de salud.

¿Qué ocurre entonces?

La salud mental aún no está considerada como debiera como salud, o por lo menos no a la altura de otros tipos de salud. Realmente una persona puede gastar más dinero en un dentista a lo largo de su vida que pensar en acudir a un psicólogo si tiene un problema. La tendencia será soportar, yo aguanto esta situación.

Aquí planteo dos preguntas para finalizar.

¿Porqué pudiendo estar bien, decidimos aguantar el sufrimiento?

¿Si vamos a vivir 657.000 horas en nuestra vida, porqué no dedicar 10 de esas horas (sesiones) en invertir para que el resto de horas de mi vida sean mejores y de mayor calidad?

Date cuenta que solo hay una oportunidad, para comprobar con curiosidad y amor si podré construirme como otro tipo de persona, más libre de dolor, más amplia. Esa única oportunidad es el tiempo que estaremos en este planeta, esos 60-80 años…

Hay personas que por vergüenza, orgullo, creencias rígidas, desconfianza, decidirán vivir su tiempo en la tierra del mismo modo, eso les dará seguridad. Yo te invito con este texto a que te des esa oportunidad y tiempo para comprender qué te ocurre y vivir más ligero y esto esto requiere una tremenda responsabilidad, valor y sobre todo amor.

Photo Credit: Consulta de Psicología via Shutterstock

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