lunes, 19 de junio de 2017

Gestionar tu felicidad al estilo danés

estilo danés

Filosóficamente es muy complicado definir cómo ser feliz. Para algunos (entre los cuales podemos citar al filósofo Bertrand Russell) hace falta entusiasmo en todo momento de la vida, y entender que la felicidad son pequeños instantes preciosos y no un pódium al que se llega y del que no descendemos más.

Esta idea del “trayecto” feliz tiene muchos adeptos en distintas corrientes psicológicas y filosóficas. Y es que es muy difícil pensar en algo que nos dé auténtica, duradera y exquisita felicidad de forma constante y duradera a largo plazo. Sin embargo, en el camino, es más fácil gestionar momentos de felicidad que aunque sean breves, pueden dar resultados maravillosos y ayudarnos a administrar bien nuestras emociones, a sentirnos más en paz con nosotros mismos e inclusive a alcanzar nuestros objetivos.

El hygge danés

Esta gestión de nuestro camino por la vida implica un esfuerzo consciente de ser feliz con las pequeñas cosas del día a día. Y en este sentido, la forma danesa de referirse a estos instantes preciosos de felicidad cotidiana es muy interesante y útil para intentar lograr el objetivo de disfrutar la vida paso a paso. En danés usan la palabra hygge (pronunciado aproximadamente hugue, aspirando mínimamente la letra h) para englobar esta posibilidad de vivir profundamente los momentos de bienestar sencillos y que se presentan continuamente.

El hygge representa todos esos pequeños momentos de felicidad que no es posible comprar o adquirir en una tienda. Por ejemplo, hay hygge en la sensación de estar en casa, disfrutando de un café caliente mientras afuera hace frío o llueve. Esa tibieza que nace de nuestro interior con algo tan aparentemente sencillo, es ese hygge que le permite a Dinamarca estar siempre entre los primeros lugares en las clasificaciones de países con mayor felicidad a escala global.

Claves para incorporar un poco de hygge en nuestra vida

Si queremos incorporar un poco de hygge en nuestra vida diaria, no es necesario invertir una gran cantidad de dinero (aunque seguramente un viaje a Copenhague podría ayudar), sino seguir algunas claves simples que pueden ayudarnos en la gestión positiva de nuestras emociones en el día a día.

Luz

Lo primero sería mitigar la luz en nuestro hogar. Si queremos mantenerlo simple, poner lámparas con luz menos intensa, o usar velas para la cena o para un momento de silencio en que tomemos un chocolate caliente con nuestra pareja o nuestra familia, es suficiente. Ese primer paso ya nos producirá una sensación de bienestar casi inexplicable.

Algo caliente

Un segundo paso es beber bebidas calientes. Un té, un chocolate caliente o sobre todo, un delicioso y humeante café, son elementos de placer cotidiano. Con un café en la mano, la vida es más fácil de vivir. “Vivir el día de hoy como si mañana ya no hubiera más café en el mundo” es uno de los principios del hygge. ¿Interesante, verdad?

Tiempo fuera

Darnos un momento de desconexión es un tercer paso esencial. Apagar el móvil y el ordenador y dejar fluir el momento presente es un elemento importante en esta felicidad a la danesa, pues nos deja vivir el momento presente en lugar de deambular por sitios y momentos lejanos.

Ropa cómoda e inspiradora

¿La ropa puede ayudar? Sin duda alguna. Un cuarto elemento hygge es usar ropa absolutamente cómoda y acogedora. Calcetines en lana y cachemir, pantalones sedosos y calientes, suéteres en texturas ricas y placenteras: ropa con la que podamos estar en casa absolutamente a gusto y dándole un auténtico placer a nuestro sentido del tacto. ¿Hace cuánto que no pensamos en vestirnos para sentirnos bien y no para vernos bien de acuerdo a un estándar externo?

Espacio hygge

Un quinto elemento no tan difícil de lograr es crear un espacio hygge en nuestro hogar. No es necesario realizar una reforma integral completa de nuestra casa, sino asignar un pequeño rincón al bienestar. Un sofá bien mullido, una manta suave, cojines y pufs, velas y una ventana. No hace falta demasiado: sólo un espacio que nos permita hacer una pausa en el día a día, beber un café y disfrutar del simple hecho de estar vivos.

El hygge no es una receta mágica para ser feliz, pero sus principios básicos pueden ser un auxiliar indudable para gestionar mejor nuestros momentos de bienestar y buen humor, lo que es sin duda un excelente comienzo en el proyecto de llevar una vida más agradable y feliz.

Photo Credit: Felicidad via Shutterstock

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