La realidad y la práctica empresarial ponen de manifiesto que actualmente ya no se buscan jefes, sino directivos que sean líderes, personas que inspiren, motiven y se conviertan en referentes para su equipo.
Si bien hay un consenso en la necesidad de desarrollar y potenciar la capacidad de liderazgo del directivo, no lo hay tanto cuando se trata de concretar del estilo de liderazgo, pues se hace referencia al liderazgo transaccional, al transformacional, al ontológico,…que ponen el foco en distintos aspectos y habilidades a entrenar.
En otro artículo hacíamos referencia a las habilidades de liderazgo para dirigir equipos que, según prestigiosos profesionales como el economista Toffer, son imprescindibles para un liderazgo efectivo.
Asimismo, numerosos estudios sobre organizaciones de éxito como Google afirman que el líder tiene que poner el foco en la calidad de las relaciones humanas.
De esta manera, el bienestar de los trabajadores se vuelve un aspecto fundamental para el buen funcionamiento y la mayor productividad de la empresa. En la misma línea Todd Davis en su libro “Consigue Tu mejor Tú” afirma que un “trabajador feliz es un trabajador comprometido con los valores y objetivos de la empresa”.
¿Qué implica todo ello? Que el líder actual tiene que ser un profundo conocedor de la naturaleza humana, entendiendo las necesidades psicológicas, las motivaciones y las dinámicas inconscientes que están detrás del comportamiento humano.
Términos como “reconocimiento negativo”, “emociones inauténticas”, “proyecciones”, “sentimientos elásticos” o “salario emocional”, entre otras, tienen que formar parte de los conocimientos y habilidades del nuevo líder porque son las que le ayudarán a entender, prevenir y solucionar los retos y desafíos que plantean las dinámicas de poder, los malentendidos, una comunicación ineficaz, los celos y las inseguridades personales de los miembros del equipo.
Hoy en día es inconcebible un adecuado desempeño profesional sin un desarrollo personal porque no podemos olvidar que las organizaciones las componen personas con todo su mundo emocional. El liderazgo vertical basado en el miedo, el autoritarismo y el premio-castigo ha quedado obsoleto.
Las empresas que sigan ejerciéndolo están abocadas al fracaso porque no podrán retener el talento. Los profesionales actuales quieren ser valorados y reconocidos por su trabajo, que sus aportaciones y opiniones sean escuchadas y tenidas en cuenta, imponiéndose un liderazgo horizontal en el que se apuesta por la autonomía, la responsabilidad y la cooperación.
¿Qué aporta el Análisis Transaccional en la formación del líder?
El Análisis Transaccional en tanto que disciplina psicológica aporta al líder un conocimiento profundo de la condición humana y de cómo relacionarse con las personas para potenciar sus talentos y que éstas desarrollen todo su potencial.
El Coaching Transaccional basado en la teoría del Análisis Transaccional forma a un líder con un profundo autoconocimiento, una adecuada gestión emocional y un amplio conocimiento de cómo funcionan las relaciones interpersonales.
El liderazgo horizontal se basa en un equilibrio entre la autoridad y la confianza. El líder tiene que ser una persona cercana que al mismo tiempo ponga límites si son necesarios, sin perder por ello su cercanía. Este equilibrio a menudo es difícil de conseguir y para ello se requiere una gran personalidad, integridad, honestidad y autenticidad.
Un líder que sepa que no se puede responder a todas las situaciones de la misma manera. No es lo mismo llamar la atención a un empleado, que intentar animarlo porque tiene un problema o que mediar en un conflicto entre compañeros.
Los 3 estados del yo
En este sentido, el Coaching Transaccional con su teoría de los Estados del Yo apuesta por un liderazgo situacional en el que el líder responderá desde un Estado del Yo u otro dependendiendo de la situación que se le plantee.
Cuando tenga que alentar a un trabajador, lo hará desde el Padre Nutritivo que es la parte que sustenta, que realiza contención emocional, que apoya.
En cambio, si tiene que llamar la atención a un trabajador o mediar en un conflicto lo hará desde el Estado del Yo Adulto poniendo límites, sopesando la situación, escuchando de manera activa a las partes, valorando pros y contras, promoviendo una comunicación asertiva y proponiendo soluciones.
Asimismo, el líder formado en Coaching Transaccional también actuará desde su Niño Natural para cohesionar y motivar al equipo, para ser creativo e innovar.
Asimismo, al formar al líder en conocimientos de la psicología humana, sabrá cómo mantener a su equipo cohesionado y motivado, haciendo que se sienta partícipe del proyecto empresarial, ayudando a cada uno de las personas que lo integran a dar lo mejor de sí mismas, fomentando la autonomía, la creatividad, la responsabilidad, la cooperación y el trabajo en equipo.
Un líder formado en Coaching Transaccional es consciente de que el principal activo de la organización son las personas y, por ello, pondrá todo su foco en lograr un buen clima laboral para que los trabajadores se sientan valorados y reconocidos porque sólo de esta manera la empresa conseguirá los objetivos que se haya propuesto y marcará la diferencia respecto a su competencia.
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