viernes, 29 de abril de 2016

La ansiedad, mucho más que un síntoma

ansiedad

Existe la vida y la no vida y la ansiedad es la no vida en la vida. La no vida en la vida porque en realidad estamos vivos cuando estamos teniendo este tipo de experiencia. Es la condición de nuestra mente la que determinada si nos tenemos que quedar ahí o no. Si podemos cambiar o no. Si nos hacemos grandes o pequeños. Si nos ocultamos o nos destapamos.

La presencia de la ansiedad en nosotros resulta devastadora a veces. Reduce a cenizas. Y eso es muy doloroso para una mente controladora que lo quiere todo de plástico y bien formulado. Sin embargo, una de las experiencias más profundas de la vida es la de convertirse en cenizas, porque desde aquí es la única oportunidad que tenemos para emerger de una manera nueva y seguramente más adecuada a lo que nosotros somos esencialmente.

Los síntomas físicos que despierta la ansiedad son alarmas que se activan para mostrarnos que hay algo que falla, algo que huele mal, algo que ahoga. Alguna parte de nosotros que reprimimos, que estamos aplastando y callando forzosamente. Como no lo dejamos expresar de manera natural, empieza a moverse como una olla a presión interna en forma de manifestaciones físicas y psíquicas.

La ansiedad no existe. La ansiedad la creamos nosotros. Es una condición de nuestra mente, de nuestros miedos, de nuestros defectos, de nuestras dependencias, de la necesidad de control. Que no exista por sí misma no significa que no podamos experimentarla y que en el momento de la experiencia sea devastadora. Sé que lo es, lo he vivido en propia piel y me he visto reducida en alguna cosa muy pequeña. Sólo sé que, al final, gracias a la ansiedad volví a nacer. Y a estar más cerca de quien soy realmente y en esencia.

La manera de trabajarla es analizando nuestra línea de vida. Quién hemos sido y quién podemos llegar a ser. Normalmente, en una experiencia de ansiedad la voz interior ha estado más que reprimida. Hablamos de aquella voz interior intuitiva, que va más allá de la razón y que a veces nos dice cosas que asustan.

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Más vale todo controlado y bien puesto, que no tener que hacer muchos movimientos. Descubrir quién hemos sido y quién podemos llegar a ser puede ser uno de los hallazgos más importantes de nuestra vida, sino el que más. Normalmente, quién hemos sido acostumbra a ir ligado a quién se esperaba que debíamos ser.

Por lo tanto, todos los mensajes a nivel externo, todas las expectativas y todas las proyecciones que nos han puesto en los hombros. Los padres, los maestros, los abuelos, la sociedad, la publicidad, los vecinos, los amigos, los hermanos… ¡nosotros mismos! Cuando uno empieza a quitar capas y capas y capas es normal sentir la sensación que queda desnudo.

Que por primera vez, después de haberse planteado qué es realmente inherente en uno, se da cuenta que si uno quita todo lo que no es de verdad, queda en nada. En nada… en cenizas… y volvemos a la experiencia dolorosa y transformadora a la vez de tener la posibilidad de renacer a la propia muerte. Y cuando uno se queda vacío, cuando uno no sabe quién es, cuando uno se pregunta qué demonios ha venido a hacer en este mundo… tiene la maravillosa oportunidad de empezar a edificar este nuevo Yo que puede llegar a ser algún día.

Un Yo más libre, más esencial. Que está en el mundo conectado con el latido de su propio corazón. Que tendrá días mejores y días peores pero que serán en realidad escogidos como propia experiencia de vida. Esto implica riesgos y fracasos. Riesgo de perder, de dejar ir, de separarse de viejos patrones que de repente habrán quedado anticuados y ya no servirán en nuestra experiencia del Ser.

Uno sentirá que lo que valía antes ya no vale ahora y esto es una vivencia muy profunda de desarraigo y desapego. Ser capaz de quitarse todas las cadenas y volar libre suena muy bonito pero no siempre es una fácil decisión. Esta posibilidad promete siempre nuevos horizontes y nuevas oportunidades. Pero uno tiene que estar dispuesto a dejar ir, a no mirar atrás en muchos momentos, a confiar más en lo que dice algo muy adentro que en lo que marcan ahí afuera.

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Sí, a veces es nadar a contracorriente, es sentir que nadie acompaña, que nada comprende. Sin embargo, si hay una sensación de que este esfuerzo está valiendo la pena, que este es el camino donde parece que se esconde el tesoro prometido de descubrimiento, hay que seguir adelante. Sólo así podemos llegar a la tierra prometida. A nuestro reino interior. El único sitio donde se esconden todos los tesoros habidos y por haber.

Cuando un niño es pequeño tiene la experiencia inherente de la confianza en el que ha de ser. El solo hecho de no hacer ningún planteamiento mental al respecto, seguramente porque cognitivamente no le es aún posible, hace que no se pueda plantear las experiencias y las posibilidades de la vida como buenas ni malas. Simplemente, son. Si camina y se cae, llora y sigue. Si toca alguna cosa y se quema, se queja y habrá aprendido. No hay manera de crucificar ninguna experiencia. Simplemente, las cosas son, y el pequeño aventurero es con ellas.

Un vínculo seguro permite esta sensación de ser capaz de comerse el mundo porque el mundo no puede comerme a mí. Es sólo en situaciones de vínculos más bien inseguros o ambivalentes que el niño empieza a experimentar miedos y ansiedades desde edades bien tempranas. Donde ya empieza a cargar con una serie de mensajes y de mochilas que seguramente no son suyas pero que ya le han traspasado.

Y los niños son vulnerables, ¿sabéis? Se van haciendo, por lo que ya son esencialmente y por lo que les llega de su entorno. Si se les presenta el mundo como un escenario inseguro y peligroso, esta persona deberá empezar a crear las propias armas porque su instinto de supervivencia le dirá que si quiere seguir adelante tiene que ir bien protegido. Si, al contrario, se le enseña a confiar, a creer, este niño tendrá más libertad en no crear límites que le impidan ver el cielo.

Enfermamos cuando negamos esta confianza que de manera inherente nos conecta a la vida y con lo que tiene que ser. Nos consumimos cuando por miedo a hacer o a ser nos quedemos quietos “por si acaso”.

La vivencia de la ansiedad para mí es la alerta máxima de la urgencia que tiene esta confianza y conexión a la vida para volver a ser. No hay nada en nosotros que sea defectuoso, es un error pensar esto. Somos enteros tal y como somos, aunque nos faltara una parte, seríamos por quiénes somos, no por cómo somos.

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Cuando en una experiencia de malestar o de enfermedad queremos extirpar la parte que nos provoca este malestar, es como si quisiéramos extirpar una parte de nosotros mismos en realidad. Es una experiencia como de querer desenroscarnos la cabeza cuando nos duele, pero a un nivel más profundo. El cultivar la sensación plena de perfección por quienes somos, invita a poner la mirada más atenta tanto a esta parte tan perfecta como a otras de mí mismo o de mí misma que ahora me están llamando la atención por algún motivo.

La exageración de un síntoma nos puede llevar seguramente a la parte más profunda de nuestra experiencia. Temblar aún más puede denotar la inseguridad que sentimos en cada paso que hacemos. La taquicardia que aumenta puede hacer palpable la sensación de alerta y de miedo con la que vivimos. El respirar rápido y más superficialmente puede mostrar la exigencia, la presión, la sensación de ahogo con la que a veces vivo en mi vida.

El sentirme completamente rígido o rígida puede ser el reflejo de mi necesidad de control, de manipulación de querer que las cosas sean sólo como yo espero que sean y con la esperanza de que el factor sorpresa desaparezca. ¿Y qué es lo interesante de esto? Pues que de toda esta información nos tenemos que queda con las palabras que definen nuestro estado emocional, que es con el único con el que podemos lidiar realmente. En este caso sería: inseguridad, miedo, exigencia…

Y entonces esto me da la bienvenido a preguntarme: ¿qué es para mí la inseguridad? ¿Cuándo me siento inseguro/a? ¿En qué ocasiones de mi vida me he sentido más así? ¿Hay alguien de mi familia que lo sea, también? Cuando era pequeño/a… ¿me daba cuenta de ello de alguna manera? ¿Me han llegado mensajes a lo largo de mi vida que me alertasen de lo peligroso que puede llegar a ser todo? Y así, con cada una de las vivencias que vayan emergiendo a la superficie a medida que nos vamos poniendo de cara a nosotros mismos.

Transitar el camino con confianza es unos de los valores más preciados con los que nos podemos encontrar a lo largo de la vida. Confianza en que todo es cuando tiene que ser, y de que todo será cuando tenga que ser también. Eso no tiene nada que ver con la pasividad. Sino que es apostar por todo el porcentaje que me corresponda de responsabilidad conmigo mismo/a para hacer lo que mi corazón y mi alma marquen de manera esencial.

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Porque todos tenemos un por qué. Sin embargo y a la vez, aceptando la porción incontrolable de la vida, que es inevitable y subyacente a ella. Sería como nombrar aquella frase que dice que es una tontería preocuparse por lo que no podemos cambiar… y ¡también lo es para lo que podemos cambiar! Aceptar la parte dual de la existencia sin identificarnos con ella.

Este es el ejercicio de nuestra mente. El ser capaces de observar sin identificarnos. Estamos acostumbrados a implicarnos en las situaciones como si fueran nuestras. ¿Y sabéis? Son efímeras. Todos seguirá cuando nosotros no estemos… es necesario plantearnos entonces hasta qué punto vale la pena implicarnos personalmente con según qué situaciones y personas, sobre todo con aquellas que nos hacen sentir mal y nos producen sensaciones de malestar.

Confiar con el libre fluir del propio movimiento es seguir en el camino correcto. Cuando la razón no está y el corazón habla. El cuerpo que es el vehículo del corazón. El corazón, que es la morada del alma.

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jueves, 28 de abril de 2016

Existe el hijo favorito de papá y mamá

Uno de los temas tabúes que no se trata abiertamente en la familia es la preferencia por un hijo concreto, al igual que los hijos tampoco suelen decir si prefieren a uno u otro padre. Según los últimos estudios, un gran porcentaje de padres y madres tendrían preferencia por uno de sus hijos.

Imagen: valoralavida.com

Imagen: valoralavida.com

Los hermanos, los rivales del amor fraterno

Para aquellos que no queráis plantearos esta situación en vuestro seno familiar, seguro que habéis escuchado en más de una ocasión como algún amigo se ha quejado de que sus padres muestran cierta predilección por uno de sus hermanos o siente que hacen algo que por él no hacen. Son momentos complejos y duros en los que uno se llega a plantear si es que quieren más al otro, qué razón podría haber y el por qué no a mí.

Desde que los hijos son pequeños comienzan las rivalidades y los celos, esas señales que se podrían traducir por una inseguridad con respecto al amor del otro. ¿Será mi hermano capaz de robarme el amor de mamá y/o papá?

Ante la llegada del siguiente hermano, hay niños que se llegan a plantear que ese nuevo bebé viene a darle a mamá lo que ellos no han podido. Puede que sean mejores en esas cosas que a ellos no se le dan especialmente bien, que sea un bebé muy listo y él es tonto, que sea más divertido… Conflictos que aparecen en sus cabecitas y que pueden remitir por sí solos o ser necesaria una ayuda extra.

 

Imagen: elbloginfantil

Imagen: elbloginfantil

En la vida adulta, esta rivalidad puede continuar y hacerse más patente cuando los padres dan a uno algo que no le han dado al otro. Nada como un pequeño gesto para encender la cerilla de ¿es que le quieres más a él?

Bien es cierto que esta situación no se tiene porqué desplegar en todas las familias pero, en muchas ocasiones, se mantiene como una duda silenciosa que atenaza y a veces se desborda.

Existe el hijo favorito de papá y mamá

Según una investigación realizada en la Universidad de California, publicada en  la revista Journal of Family Psychology, existe el hijo favorito de papá y mamá.

Para poder comprobar esta hipótesis, que finalmente se ha convertido en conclusión, se estudiaron a 384 familias – 768 progenitores. En las encuestas realizadas para el estudio, se entrevistó tanto a los padres como a los hijos para ver tanto sus preferencias, percepciones y cómo éstas les afectaban emocionalmente.

Imagen: guiainfantil.com

Imagen: guiainfantil.com

Los resultados muestran que el 74% de los padres y el 70 % de las madres que tenían más de un hijo, admitieron que preferían a uno de ellos. En las encuestas no se ha señalado cuál de ellos es el preferido pero, basándose en las entrevistas realizadas a las familias, la hipótesis más viable sería que es el hijo mayor el que se convierte en el preferido en la mayoría de los casos.

Este dato contradiría completamente el tópico que existe en la sociedad de que es el pequeño el que atrae todas las atenciones de los padres. El grupo de investigadores cree que esto podría explicarse ya que con el primogénito es con quien se vive todo por primera vez, los grandes sustos como las grandes alegrías, todo se vive con mayor intensidad.

 

 

Fuente: muyinteresante.com

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La violencia de género en las relaciones de pareja

violencia de género

Durante siglos, las mujeres han experimentado diversos tipos de violencia por el hecho de ser mujeres. La violencia contra las mujeres no es una realidad nueva, a pesar de su actual difusión mediática, lo que es nuevo son las nuevas perspectivas, el nuevo significado y la deslegitimación.

La  violencia de género en la pareja no es un problema que afecte exclusivamente al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. No podemos obviar que se trata de la punta del iceberg, es la violencia visible. Pero al mismo tiempo existen otros tipos de violencia menos visibles que contribuyen a reforzar la violencia visible, estructural y directa.

¿Qué es la violencia de género? 

La violencia es un problema inherente en toda sociedad, con múltiples manifestaciones y formas.

Considerando las implicaciones psicológicas podemos hablar de dos tipos de violencia

Violencia expresiva

Su objetivo es la expresión de emociones tales como la rabia, ira, miedo, etc; que no se expresan de forma funcional debido a la existencia de déficits de diversa naturaleza como la falta de habilidades comunicacionales y asertivas, un bajo control de impulsos, etc.

La principal característica de esta violencia es su carácter simétrico, de igual a igual, es decir ambos miembros han recibido el mismo tipo de socialización lo que les permitirá enfrentarse en las mimas condiciones y su conducta será socialmente valorada de igual forma. Por ejemplo, dos amigos/as que se agreden físicamente.

Violencia instrumental

Su finalidad es mantener el control y el dominio mediante el uso de la fuerza. El objetivo no es el daño en sí mismo sino el efecto de sometimiento que produce. Se caracteriza por su carácter asimétrico, en el que ambos miembros han recibido diferente tipo de socialización, desigualdad de condiciones y la valoración social de esa conducta será desigual. Un ejemplo de ello es la violencia de género.

La finalidad en la violencia de género es mantener el control y/o dominio en una relación desigual, en la que ambos miembros han recibido diferente socialización.

El concepto de violencia de género procede de la  traducción del término inglés “gender violence” que fue reconocido y empleado de forma generalizada a partir de los años 90 y ha sido ampliamente definido por diversos autores.

Enrique Echeburúa indica que la violencia de género se refiere al concepto que agrupa todas las formas de violencia que se ejercen por parte del hombre sobre la mujer por su rol específico de género. Violencias tales como la violencia sexual, tráfico de mujeres, explotación sexual, mutilación genital, acoso laboral, etc., con independencia del tipo de relaciones interpersonales que mantengan agresor y víctima.

violencia de género

Autoras como Esperanza Bosch, Victoria Ferrer y Aina Alzamora, definen la violencia de género como la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres por hecho de serlo y por la posición social que ocupan en función de su condición de mujeres en la sociedad patriarcal, es decir, aquella violencia debida a los condicionantes que introduce el género.

El elemento común en todas las definiciones, independientemente de la perspectiva teórica, es que la violencia de género es la violencia ejercida contra las mujeres por el único hecho de ser mujeres y que pretende a través del carácter instrumental  de la misma, la reproducción de relaciones desiguales que sitúen y perpetúen la posición de la mujer en inferioridad.

Tipos de violencia de género en la pareja

La violencia de género en la pareja implica cualquier comportamiento hostil, consciente e intencional (no accidental) que, tanto por acción como por inhibición, produzca en la persona maltratada un daño.

En líneas generales, se observan tres tipos de violencia en la pareja

Violencia psicológica

Aquellos actos y/o conductas que producen sentimiento o desvalorización en la mujer. Comportamientos tales como: humillación, ridiculización, amenazas verbales, insultos, posesividad, celos, aislamiento a nivel económico y/o social, destrucción o daño de propiedades personales a las que se les tiene afecto, etc.

Violencia física

Cualquier acto no accidental que provoque o pueda provocar daños físicos. Comportamientos tales como abofetear, empujar, golpear con puños u objetos, patear, morder, arrojar objetos, emplear un arma, etc.

Violencia sexual

Aquellos actos que implican una imposición de contacto sexual contra la voluntad de la mujer mediante intimidación o coacción. Comportamientos tales como abuso, vejaciones, actos sexuales humillantes, violencia en el acto sexual, etc.

Los diversos tipos de violencia pueden darse por separado o de forma simultánea combinados entre ellos.  También es importante considerar la violencia en su modalidad pasiva, caracterizada por aquellos comportamientos que adoptan la forma de abandono, entendido como el trato negligente que deriva en la desatención de las necesidades físicas, psíquicas o sociales de la víctima.

El ciclo de la violencia de género

En 1979 Lenore E. Walker a través de diversas investigaciones realizadas con las mujeres maltratadas que acudían a su consulta y relataban como era la relación con sus parejas, descubrió un patrón común, el ciclo de la violencia de género.

La teoría del ciclo de la violencia de género proviene de la edificación de la tensión en estas relaciones y comprende tres fases

Fase de acumulación de tensión

Se produce un aumento de tensión en la relación, pueden iniciarse episodios menores de agresión tales como bofetadas, pellizcos, agresión verbal y/o maltrato psicológico.

En esta fase, la respuesta de la mujer se centrará en intentar calmar al maltratador, permitiendo el abuso de forma que implique el menor daño comparativamente.

Los intentos de calmar al agresor, son un arma de doble filo, ya que a través de las conductas apaciguadoras puede legitimarse la creencia en el hombre de que tiene derecho a maltratarla. La mujer intentará controlar tantos factores como pueda en su entorno, llegando a aislarse de aquellas personas que podrían ayudarla e incluso excusar el comportamiento de la pareja.

A lo largo de la progresión del ciclo, estas técnicas apaciguadoras empleadas por la mujer comenzarán a ser infectivas. Ello producirá  el aumento y/o empeoramiento del maltrato verbal y la violencia, la inminente pérdida de control y la desesperación en ambos que aumentará la tensión.

El final de esta fase se caracterizará por una escalada repentina de tensión producida por cualquier circunstancia que surja, produciendo la explosión de violencia.  Esta violencia se caracteriza por ser una violencia fuera de control en forma de episodio de agresión aguda, que marcará el inicio de la siguiente fase.

Fase de explosión o fase de agresión aguda

Se caracteriza por ser el punto máximo de tensión que desemboca en una explosión de violencia.

En esta fase, el nivel de violencia se ha incrementado diferenciándose de los episodios de agresiones menores por el descontrol, daño y brutalidad de la agresión.

Este episodio es experimentado por la mujer como inevitable, como una pérdida de control, sabe que no puede razonar con él, y suelen experimentar la sensación de estar ausente del ataque y del dolor, se sienten psicológicamente atrapadas y no oponen resistencia a la violencia por el miedo y la paralización.

Cuando el episodio de agresión finaliza, se inicia la tercera fase. No obstante, a lo largo de la relación y de las sucesivas repeticiones del ciclo de violencia, esta fase de explosión irá aumentando en intensidad.

Fase de arrepentimiento o luna de miel

También ha sido denominada como fase de calma y cariño y está determinada por la desaparición de la tensión y la violencia, percibida por ambos miembros de la pareja como un alivio.

En esta fase se produce un cambio de actitud y de conducta en el agresor, que se muestra cariñoso, afectuoso y arrepentido con la mujer con el objetivo de reparar su comportamiento violento.

Se muestra complaciente y desvalido con el fin de lograr la aprobación y apoyo de ella, incluso suele prometer que cambiará, que con la ayuda de ella podrá curarse y que sin ella no es nada. La mujer maltratada intentará mantener la ilusión de felicidad y se convencerá a sí misma de que el episodio de violencia no se repetirá, perdonando al maltratador.

Es en esta fase formada por el arrepentimiento amoroso, cuando más se victimiza psicológicamente a la mujer, ya que se genera una ilusión de interdependencia, produciéndose una dependencia mutua: en la mujer por las conductas afectuosas de él y en el hombre por la búsqueda del perdón de ella.

Cuando esta tercera fase finaliza, el ciclo se reinicia repitiéndose el mismo patrón variando la duración de cada una de las fases, en las que las fases de acumulación de tensión y de arrepentimiento progresivamente aparecerán con una duración menor, hasta el punto en que la fase de arrepentimiento llegue a desaparecer, convirtiéndose la relación en una fase de explosión continua.

Por lo tanto, si pretendemos combatir, eliminar y deslegitimar la violencia de género, resulta fundamental tomar consciencia y analizar el significado de este tipo de violencia, de las características que definen cada acto violento, y las fases en las que se manifiesta.

Estos aspectos permitirán avanzar hacia una mayor concienciación de que no se trata de un problema aislado, hacia la identificación de si estás siendo víctima de malos tratos y prevenir posibles situaciones de violencia en futuras relaciones de pareja.

Bibliografía:

Andrés-Pueyo, A. (2009). La predicción de la violencia contra la pareja. En E. Echeburúa, J. Fernández-Montalvo y P. Corral (Eds.): Predicción del riesgo de homicidio y violencia grave en la relación de pareja. Instrumentos de evaluación del riesgo y adopción de medidas de protección (pp. 21-53). Valencia: Centro Reina Sofía.

Bosch, E., Ferrer, V., & Alzamora, A. (2006). El Laberinto Patriarcal: Reflexiones Teórico-Prácticas Sobre la Violencia Contra Las Mujeres. .Barcelona: Anthropos, Editorial del Hombre.

Delgado, C. (2008). 70 Respuestas desde la psicología. En Caja Duero (Eds.). 161 respuestas sobre la violencia de género. (pp.31-64). Salamanca: Globalia Artes Gráficas.

Walker, L.E. (1979). The battered woman. New York: Harper & Row.

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miércoles, 27 de abril de 2016

Procrastinación y Disonancia Cognitiva

disonancia cognitiva

Juan (el nombre es inventado para garantizar la protección de datos personales), es un alto ejecutivo de una firma industrial que quiere mejorar su productividad personal. El objetivo de nuestro coaching (relacionado con la gestión del tiempo), y su tendencia o hábito que le impide y dificulta el logro de conseguir un alto rendimiento en el trabajo, la procrastinación. 

Procrastinar tiene un origen basado en aspectos emocionales y cognitivos asociados a una o varias de estas causas principales:

1. Escaso compromiso emocional con la tarea (hacer algo que no gusta o preferir hacer otras tareas más placenteras).

2. Percepción de inutilidad de la tarea o misión encomendada.

3. Desmotivación general (provocada por distintas causas personales, sociales u organizacionales).

4. Estrés, Ansiedad, Burnout, Depresión u otras condiciones psicológicas del afectado.

5. Percepción por la dificultad de la tarea o por la percepción de escasos recursos personales para ejecutarla adecuadamente.

6. Disonancia cognitiva entre las circunstancias de la persona y las exigencias planteadas por la tarea a ejecutar.

Hay personas que aún estando motivadas y en su pleno equilibrio mental y emocional, tienden a procrastinar. ¿Por qué sucede esto?

Cuando la mente se adapta a una velocidad de pensamiento y ejecución y afronta tareas y resuelve problemas cuya solución llega de manera más o menos inmediata o de fácil acceso.

Así tiende a generar ideas y ejecutar acciones con soltura, aceptando aquellas cuya resolución es relativamente accesible y rechazando aquellas tareas y acciones cuya decisión requiere de mayor detenimiento, bien por necesidad de calidad de ejecución, o simplemente por necesidad de más tiempo a dedicar, respecto al que se dispone en el momento.

Esto sucede frecuentemente, bajo las siguientes posibles condiciones:

1. Estamos ejecutando una serie de tareas muy simples y cuya necesidad de recursos en tiempo y esfuerzo es parecida, por lo que toda tarea que genera disonancia con ese ritmo queda apartada.

2. Estamos realizando una tarea principal y prioritaria que requiere priorizar todo el tiempo a disposición y o requiere de esfuerzos cognitivos importantes, por lo que la mente rechaza dedicar recursos de atención a aspectos no prioritarios de cara a la finalización de ese objetivo.

3. Aún sin realizar tareas prioritarias, estamos en previsión de una tarea planificada que prevemos iniciar en un plazo temporal inferior al tiempo que de realización que estimamos que necesita la tarea que acabamos de encontrar.

En definitiva, si la mente se encuentra con una tarea que requiere más tiempo para una decisión satisfactoria o para encontrar una solución accesible, entonces la aplaza.

¿Cómo podemos resolver esta tendencia?

1. Apuntar o grabar en nuestro móvil la tarea a realizar si es que no tenemos lugar donde apuntarla.

2. Definir el tiempo aproximado necesario para su realización.

3. Fijar un día y una hora en agenda para realizarla, y bloquear las siguientes zonas de la agenda que coinciden con el tiempo necesario para su resolución.

No hay que olvidar en todo caso que plantear y planificar tareas no significa necesariamente obligarnos a ejecutarlas en aquel momento: puede que cuando surja el momento establecido para su realización, nos encontremos con una tarea de mayor importancia por realizar.

En ese caso aplazaremos nuevamente la tarea pendiente, siempre y cuando se trate de tener que realizar una tarea de mayor prioridad (que no significa una tarea más placentera).

Si llegado el momento de realizar esa tarea, viésemos que la estamos aplazando reiteradamente a favor de otras tareas, simplemente por gusto o mayor afinidad con otras actividades, entonces tendremos delante la prueba de que nuestra procrastinación no se debe a cuestiones cognitivas (causas 5 y 6 de la lista anterior), sino a cuestiones de tipo emocional cuyas causas pueden encontrarse entre las restantes cuatro mencionadas.

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martes, 26 de abril de 2016

CÓMO PONER LÍMITES A UN HIJO ADOLESCENTE

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En algunos libros de psicología se puede leer que la palabra adolescencia proviene de la palabra adolecer, que equivale a “sufrir” o “padecer”. Otras fuentes relacionadas con la lingüística afirman que su origen está en el verbo latino adolescere, que significa “comenzar a crecer”.

Sea cual sea su etimología, lo cierto es que la adolescencia es un período comprendido entre la infancia y la edad adulta en el que el adolescente tiene que sufrir como forma de crecimiento.

principalPORQUÉ SON IMPORTANTES LOS LÍMITES

El sufrimiento forma parte de la vida. Pero a veces surgen problemas cuando los padres intentan evitar todo sufrimiento a sus hijos. Los adolescentes viven una etapa de cambios, generalmente no saben lo que les pasa y se pueden descontrolar. Esta situación produce agobio en los padres, que van a intentar resolver cualquier problema de sus hijos y puede convertirlos en unos insatisfechos y consentidos.

Se ha confundido el no querer ser autoritario, como los padres de generaciones anteriores, con no poner límites. Los padres de ahora creen que todo está bien, permiten casi todo y para ellos no hay problemas. Todo se comprende y todo se disculpa.

Poco a poco, los padres se acostumbran a flexibilizar sus normas y a ampliar los límites que ponen a sus hijos adolescentes. La mayoría de las normas que ponen los padres se centran en las notas, con la diferencia de que los padres de antes se angustiaban con dos suspensos y ahora tienen que ser diez para que sea un problema. Precisamente el adolescente usa las notas para fastidiar a sus padres, que no le riñen porque creen que lo van a frustrar.

 

LA FRUSTRACIÓN COMO FUENTE DE APRENDIZAJE

Un padre no debe evitar la frustración de su hijo, porque la frustración es una fuente de aprendizaje. Los adolescentes de hoy en día obtienen todo de manera rápida y cómoda, no tienen que esforzarse apenas. Su vida es muy estable. Por eso cualquier contrariedad les desestabiliza y angustia mucho. Los padres se agobian al ver a su hijo en aprietos, no lo pueden soportar e intentan evitarlo a toda costa.

 

besoCÓMO PONER LÍMITES APROPIADOS

Lo primero a trabajar con los padres son las normas y reglas que les ponen a sus hijos. Para ello es fundamental que la pareja esté de acuerdo en los límites que marcan a sus hijos y que conozcan la razón por la que ponen una norma. De este modo cualquiera de los dos podrá explicar a su hijo adolescente el porqué de una regla impuesta.

Otras veces los padres temen que su hijo se enfade y monte el “pollo”. Por eso los adolescentes deben ver que sus padres no le tienen miedo y están de acuerdo entre sí.

Las normas que se les pongan deben ser seguras, claras y ante todo coherentes con las que siguen los propios padres. El mayor error que se puede cometer en la educación de un hijo adolescente es el de dar mensajes contradictorios o incoherentes, ya que él aprovechará la situación para manipular a sus padres y lograr de ellos todo lo que quiera.

En ocasiones se ponen normas que se rompen con facilidad. Esto sucede por ejemplo cuando los padres llegan del trabajo tan cansados que no tienen fuerzas para ponerse a pelear y ceden a la presión de sus hijos. Educar es una tarea agotadora, pero los padres deben estar ahí y aprender a soportar la presión.

Hay que ser consciente de que algunas de las normas puestas por los padres no se van a cumplir cuando los hijos estén con otros cuidadores como abuelos, tíos etc. Por eso hay que ser flexible ya que las normas las deben hacer respetar los padres.

Algo que funciona es buscar normas básicas que se puedan llevar a cabo. De este modo podemos distinguir entre las normas que se pueden cumplir cuando los hijos estén con otras personas y aquellas que solo se pueden llevar a cabo con los padres. Con frecuencia el mecanismo de control son los padres y madres y cuando no están es el momento de hacer algo distinto.

 

trasLA NECESIDAD DE TRASGREDIR

Los jóvenes, por naturaleza, tienen la necesidad de trasgredir las normas. Se rebelan cuando se les dice no a algo. Por eso, cuanto más facilidad tengan para hacer cualquier cosa, mayor será el límite que romperán.

No se trata poner normas muy duras imposibles de cumplir. Tampoco de no poner normas aceptando el hecho de no van a cumplirlas. El hijo adolescente debe tener una cierta cuota de libertad delimitada por unos límites marcados por los padres. La norma hay que ponerla aunque luego se la salten, algo útil sería poner la norma y un poquito más para que la luchen.

La función de los padres es pelear para que se cumplan las normas. Una buena estrategia puede ser la de prohibir cosas absurdas y sin importancia para que el adolescente sienta que está rompiendo normas.

 

3NEGOCIANDO LAS NORMAS

El establecimiento de ciertas normas puede estar sujeto a la negociación entre padres e hijos, teniendo en cuenta que nunca será una negociación entre partes iguales; los padres deben poner límites al proceso negociador.

Si ante la situación de negociación el adolescente intenta manipular, amenazar con insultos, presionar gritando etc, los padres deben concluir el proceso y postergarlo hasta un momento en el que el hijo esté más calmado y entienda la actitud de negociación.

Como los jóvenes de ahora no están acostumbrados a tolerar la frustración, no saben negociar ya que esto supone hablar en un tono calmado, controlarse y escuchar a la otra parte. Los padres también tienen la tarea de enseñar a sus hijos a negociar, aprendizaje que va a contribuir decisivamente a que el adolescente llegue a desarrollarse como un adulto pleno.

 

Si te encuentras en esta situación , ármate de paciencia. Tener un hijo adolescente es una situación difícil para un padre, supone una lucha constante de prohibiciones y concesiones. Recuerda que un padre o madre nunca es un amigo de hijo, y aunque la relación sea de confianza y estrecha, no se deben confundir, ya que un padre esta ahí como figura de autoridad y de lo que aprenda en este periodo dependerá la calidad de su vida adulta. Una pregunta que te puedes hacer es …¿cómo era yo con su edad?, tal vez no fuiste igual, pero podrás comprenderlo mejor.

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Teoría de la Representación Social según Moscovici

representación social

Cuando mis tutores me propusieron realizar una investigación basada en el concepto de representación social, jamás imaginé que fuera a marcar mis pasos en cuanto a la forma de ver la realidad.

En aquel momento el trabajo no era otra cosa que mi tesis de maestría y se proponía estudiar la representación social que sobre la epilepsia poseían un grupo de maestros de educación primaria. De manera gradual me fui adentrando en el interesante mundo del por qué los individuos actúan de una manera u otra frente a cada situación que se les presenta en su cotidianidad.

Establecer los antecedentes del origen de las representaciones sociales constituye ardua tarea teniendo en cuenta que no existen referencias explícitas por parte de su creador, Serge Moscovici y solo reflexiones posteriores de estudiosos del tema.

Teoría de la Representación Social

El surgimiento de esta teoría data de 1961 en París. Luego de varios años de estudios, Moscovici presentó por primera vez en su tesis doctoral titulada El psicoanálisis, su imagen y su público, la noción de representación social. El estudio versó sobre la manera en que la sociedad francesa veía el Psicoanálisis, mediante el análisis de la prensa y entrevistas en diferentes grupos sociales.

A lo largo de los años el concepto ha evolucionado, sin perder su esencia. De esta manera se pueden definir como: sistemas cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa.

Se constituyen, a su vez, como sistemas de códigos, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y orientadores de las prácticas, que definen la llamada conciencia colectiva, la cual se rige con fuerza normativa en tanto instituye los límites y las posibilidades de la forma en que las mujeres y los hombres actúan en el mundo. En otras palabras pudiera considerarse como la teoría de la que las personas y grupos obtienen una lectura de la realidad y además, toman una determinada posición en relación a ella.

Esta categoría proveniente de la sociología pero de la cual se ha empadronado la psicología social se erige como alternativa viable para la investigación de cualquier fenómeno que se de en la sociedad. Los métodos para identificar la representación social de un objeto determinado varían según la consideración del investigador. Por mencionar algunos nos podemos encontrar con la asociación libre de palabras, entrevista, cuestionarios para determinar conocimientos y actitudes sobre el objeto, dibujo, grupos focales, etc.

De alguna manera el concepto está relacionado con la obra de Freud cuando en su Psicología de las masas y análisis del Yo, nos adentra en el tema del alma o conciencia colectiva al exponer la palabra de Gustavo Le Bon:

“El más singular de los fenómeno presentados por una masa psicológica, es el siguiente: cualesquiera que sean los individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser su género de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el simple hecho de hallarse transformados en una multitud le dota de una especie de alma colectiva. Este alma les hace sentir, pensar y obrar de una manera por completo distinta de como sentiría, pensaría y obraría cada uno de ellos aisladamente.”

La representación social existe como un fenómeno subjetivo y surge para dar respuesta a eventos como el anteriormente descrito.

Nuestra vida se encuentra permeada por la incidencia directa e indirecta de la sociedad y cultura en la que nos encontramos inmersos. Es la sociedad quien dicta normas y regula las creencias y opiniones que se deben tener de un objeto. Es la sociedad quien orienta la mayoría de las veces nuestras prácticas y quien las limita también.

representación social

Al decir de Freud la masa psicológica que compone esa sociedad se transforma en un ser provisional y las ideas o actitudes que tienen los individuos dentro de esa masa afloran con mayor facilidad que fuera de ella. Una representación social se constituye y se hace operativa cuando resulta de la necesidad de una colectividad para hacer familiar lo extraño e integrarlo, trasladando los contenidos de una ciencia o de un conjunto de ideas a la realidad.

Moscovici lo ha dicho, vivimos en la era de la representación. Las personas y los grupos en los que se encuentran insertados continuamente crean representaciones que reconstruyen el sentido común, en otras palabras, las formas de conocimiento que dan lugar a los significados e imágenes con los cuales actuamos y nos comunicamos en la sociedad.

La investigación en representaciones sociales ha probado ser efectiva para indagar en fenómenos que ocurren entre la persona y la sociedad. Además brinda una amplia gama de posibilidades al investigador. Prueba latente de ello se da en la interdisciplinariedad que tiene el concepto, capaz de aplicarse en cualquier ámbito de estudio, brindando resultados eficaces.

La noción de representación social tiene una naturaleza abierta que permite la integración de las experiencias subjetivas individuales y de los sistemas de interacción social. Estudiarlas depende tanto a los procesos de producción y transformación del conocimiento común respecto a diferentes objetos sociales, como a los sistemas cognitivos que contienen los campos de representación.

Photo Credit: Silvia Travieso G.

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lunes, 25 de abril de 2016

p`jojñjñhjñhjñ

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AUTORREGISTRO DE SITUACIONES CONFLICTIVAS

Reglas para describir la situación.

  1. La descripción deberá ser observable en términos de DÖNDE, cuándo y QUÉ está ocurriendopareja photo
  2. Describa cómo se ha comportado su compañero/a y qué ha hecho usted.
  3. Qué le hubiera gustado que hubiera hecho y qué otra cosa podría haber hecho usted
  4. Cuáles eran sus objetivos en esa situación

Escriba anotaciones sugeridas.

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Vamos a revisar cinco consejos que te ayudarán a gestionar el estrés .

Así como un pequeño disgusto con tu jefe o una nueva desavenencia familiar, pueden generarte estrés, también debes saber que tienes el poder de controlar la situación casi de forma instantánea ( o al menos reducir el estrés).

Sigue leyendo y toma en cuenta estos consejos para sufrir menos estrés y vivir una vida saludable.

 

Cuando estamos estresados, las hormonas como el cortisol inundan nuestro organismo, produciendo una reacción de “supervivencia” que aumenta nuestra frecuencia cardíaca, la respiración se torna más pesada y nuestros vasos sanguíneos se contraen.

 Síntomas físicos del estrés y la ansiedad

Todos estos efectos, acarrean serias complicaciones de salud, por lo que trabajar en controlar el estrés, es realmente una necesidad imperiosa.

 Consejos para saber controlar el estrés:

 1. Caminar durante 10 minutos:

Cualquier paseo te ayudará a despejar tu cabeza y aumentar las endorfinas, mientras que “la hormona del estrés, el cortisol” va en descenso.

Mejor aún si este paseo lo realizas por espacios verdes y tranquilos, como un parque o un jardín, donde puedas llevar tu cuerpo y mente a un estado de meditación.

 2. Respiración profunda:

Simplemente el hecho de realizar unas cuantas respiraciones profundas, te puede ayudar a reducir la tensión y a sufrir menos estrés, a través de un suplemento de oxígeno.

Una respiración rápida es una señal de estrés, esto estimula el sistema nervioso simpático, mientras que varias respiraciones profundas y lentas, provoca el efecto contrario; estimula la reacción del sistema nervioso parasimpático, que nos ayuda a relajarnos.

3. Escuchar música:

La música clásica tiene un efecto que ralentiza el ritmo cardíaco, disminuye la presión arterial y por ende, reduce los niveles de estrés.

Escucha cualquier música que te agrade  y generarás dopamina, la cual es una hormona neurotransmisora de bienestar en el organismo.

4. Realizar 5 comidas al día saludables

Diversos Estudios apoyan la idea, de que los intestinos son un elemento fundamental en la mediación de la respuesta al estrés.

Después de todo, el estrés es un fenómeno que afecta al sistema inmunológico y al cerebro; y los intestinos son el órgano más grande de este sistema.

Elije una comida que te guste y sea saludable (para no tener una digestión pesada).

Cuando puedas, Decide comer fuera de tu oficina en un lugar tranquilo, para que puedas concentrarte en los alimentos, en su textura, y en su sabor, te llevarán a un momento de meditación.

5. Mantén plantas en tu hogar:

Las plantas en el interior del hogar, no sólo son hermosas y purificadoras de aire, sino que también ayudan a la relajación.

Algunos investigadores afirman que mantenerse rodeados de plantas, es propicio para que nuestro cuerpo y mente liberen una respuesta contra el estrés.

En una prueba aplicada a un grupo de personas que entraron en una habitación llena de plantas, se observó la caída de la presión arterial en un 4%.

Pon en práctica estos consejos para sufrir menos estrés y verás los resultados y como eres más capaz de gestionar el estrés.

 ¡Cuida tu salud y controla tu mente, esa es la clave para el bienestar!

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¿Qué pasa por la cabeza de una persona con anorexia?

persona con anorexia

Reducir la anorexia al simple deseo o capricho de estar delgado es fijarse sólo en la punta del iceberg. De hecho, reduce a cenizas la enfermedad mental con mayor índice de mortalidad (por encima de la esquizofrenia o el trastorno bipolar). Dicho de otro modo: sería confundir la enfermedad con el síntoma.

Es por ello, que antes de fijarnos en el modo de actuar de un enfermo, sería justo detenerse e intentar descubrir qué le impulsa a tener un comportamiento tan destructivo. Es decir, ¿qué pasa por su cabeza y qué pasa en su cabeza? Dos factores que combinados, forman el perfecto caldo de cultivo para incubar un trastorno alimentario del que salen victoriosos 5 de cada 10 pacientes. Ni más ni menos que la mitad, una cifra que deja la tasa de curación bastante lejos de lo que sería deseable.

¿Qué pasa en el cerebro de una persona con anorexia?

Enmarcar la anorexia en el espectro de las enfermedades mentales, sin ir más allá, puede hacer que naufraguemos en un mar de dudas. Por este motivo es importante, para enfermos y acompañantes, que ubiquemos las zonas del cerebro implicadas en este trastorno.

En primer lugar, es necesario aclarar que la anorexia es efecto de un comportamiento obsesivo-compulsivo que nace de la extrema preocupación por las consecuencias que tendrán sus actos (aunque la comunidad médica no se pone de acuerdo a la hora de establecer el orden en el que se desencadenan ambos factores).

¿Cómo se explica a nivel cerebral?

Los expertos coinciden en señalar que nuestro cerebro no funciona igual que el de una persona sana. Ya que, entre otros,  tenemos alterado el sistema de respuesta ante el placer y la recompensa (situado en la amígdala, el núcleo accumbens, el área tegmental ventral de Tsai, el cerebelo y la glándula pituitaria).

Y es precisamente ahí, en el sistema de recompensa del cerebro dónde se pone en marcha el circuito que regula las respuestas que garantizan la supervivencia: entre ellas la alimentación.

La primera diferencia con una persona sana es que ella se alimentará cada vez que sienta hambre, ya que su cerebro generará siempre una respuesta positiva. En cambio, nuestro sistema de recompensa  no nos permitirá diferenciar entre el estímulo negativo y positivo.

La segunda, nuestro comportamiento obsesivo provoca sobreactividad en el núcleo caudado. Dicho de otro modo: sobreexplotamos esta región del cerebro, cuando una persona sana solo la pone en marcha en la toma de decisiones.

Y como no hay dos sin tres, ahí va la tercera: los neurobiólogos señalan que en nuestro caso habría alteraciones en el funcionamiento de las neuronas encargadas de comunicarse con la zona del cerebro que detecta el hambre (la ínsula anterior). Y por si fuera poco, también es la región dónde se ubican emociones, sensaciones y la percepción que tenemos del propio cuerpo. 

¿Qué pasa con nuestras hormonas?

Con todo lo dicho está bastante claro que nuestra autopista cerebral tiene baches y no sólo eso, atendiendo a los diversos estudios científicos, parece que no circula todo lo que debiera:

Son varios los cuadros clínicos en los que se ha detentado déficit de ciertas hormonas que estimulan el apetito y el peso, como es el caso de la grelina y la leptina, ésta última encargada de controlar el peso corporal.

Pero no queda ahí, a los posibles trastornos neuroendocrinos, hormonales y metabólicos pueden añadirse bajos niveles de tiamina, la vitamina que permite al organismo aprovechar la energía de los alimentos.

Y por nuestra cabeza, ¿qué pasa?

Una vez analizado el cerebro, queda observar la mente. Mejor dicho, los pensamientos de una persona con anorexia.

Los psiquiatras coinciden que el comportamiento obsesivo-compulsivo que define a las personas con anorexia, siempre se acompaña de rasgos psicológicos similares. Los que se repiten en la mayoría de historias clínicas de este trastorno alimentario: baja autoestima, necesidad de control, búsqueda de identidad, cambios bruscos de humor (euforia-estado depresivo) o necesidad constante de demostrar y mostrarse a terceros.

Todo ello puede ir acompañado de una lista de neurosis que cuanto más larga sea,  más sumergirá al enfermo en las profundas aguas de la anorexia.

Este artículo está escrito con la única intención de hacer reflexionar a todo el que crea o haya pensado que la anorexia es un capricho, una enfermedad de adolescentes, o incluso de tontos.

También de recordar que lo que vemos: la punta del iceberg sólo es una pequeña parte del enorme bloque de hielo que esconden las aguas. Tan grande es lo que hay bajo el mar que sin avisar es capaz de hundir el más grande de los barcos.

Photo Credit: Silvia Travieso G.

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viernes, 22 de abril de 2016

Quieres alcanzar todas tus metas? Comienza por ser proactivo

proactivo

Para conseguir nuestras metas profesionales y personales es clave tomar conciencia del lugar en que estamos y el lugar a dónde queremos llegar. Una vez identificado el punto de inicial y final habrá que definir las acciones y recursos necesarios para alcanzarlas.

Toda acción implica movimiento y cada movimiento produce algún cambio.

Dicho esto, asumir el control sobre nuestras vidas y comportamientos nos permitirá actuar de manera coherente a lo que se desea. Ahí es cuando la proactividad se convierte en un elemento clave si queremos obtener resultados satisfactorios para nuestro proyecto profesional y personal.

¿Qué es ser proactivo?

Son varios los autores que han abordado el tema, uno de los más conocidos es Stephen Covey quien habla del hábito de la proactividad en su libro “Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Productiva”, publicado en 1989 con más de 25MM de ventas en 52 idiomas.

Para Steve Covey, la proactividad es el punto de partida del liderazgo personal y la resume como la capacidad de una persona para liderar su propia vida al centrarse en su círculo de influencia. Es decir, las personas proactivas focalizan sus esfuerzos en aquello sobre lo que tienen control, aquello en lo que realmente pueden hacer algo.

Ser proactivo es no esperar a que las cosas pasen, es hacer que las cosas sucedan.

Ser proactivo no es preocuparse, es ocuparse.

No basta con hacer un análisis reflexivo de la situación y plantearse ideas para alcanzar un objetivo, hay que llevar esas ideas a la acción para transformarlas en resultados.

Las personas proactivas se enfocan en tener resultados concretos.

¿Qué es no ser proactivo?

Lo opuesto a ser proactivo es ser reactivo.

Ser reactivo es reaccionar a lo que ocurre y cuando esto pasa no somos realmente dueños de nuestros actos, más bien nos convertimos en el resultado de lo que pase a nuestro alrededor.

Una persona reactiva le da el poder de sus reacciones a lo que ocurre a su alrededor, a las circunstancias de la vida.

Ser reactivo se convierte en un problema cuando se transforma en una tendencia o cuando nos comportamos de esta manera en situaciones relevantes para nuestras vidas dado que estarás viviendo bajo la subordinación de los estímulos externos; y no de tus propios valores, principios y metas personales.

El peligro de la reactividad radica en tener respuestas que no sean coherentes con nuestros verdaderos valores, alejándonos cada día más de aquello que deseamos para nosotros mismos.

¿Qué hace que una persona sea más proactiva que otra?

Lo normal es que no estemos en los extremos, más bien podemos tener tendencia a comportarnos de manera reactiva o proactiva en determinadas circunstancias o con tendencia generalizada como estilo de vida hacia lo uno o lo otro.

Las personas proactivas poseen un mayor desarrollo de 4 principios. Los cuales son:

  • Autoconocimiento

El autoconocimiento es clave para adoptar y corregir un comportamiento u otro, debido a que desarrolla la autocrítica y capacidad de autocorrección a partir de lograr mayor conciencia de nuestras fortalezas, habilidades, debilidades, creencias limitantes; lo que se desea para sí mismo y lo que no.

  • Conciencia

La conciencia permite desarrollar la capacidad de elegir con asertividad, con ella podrás escoger lo que es mejor para ti en cada situación y acercarte a tener una vida más alineada con tus valores y principios.

  • Creatividad Imaginativa

La creatividad imaginativa te permite descubrir alternativas y enfoques diferentes, teniendo como resultado una perspectiva más amplia para enfrentar y manejar las situaciones que se presenten de modo que se aumentan las probabilidades de escoger la solución más conveniente.

  • Voluntad Propia

La voluntad propia aumenta la capacidad de independencia y protagonismo en nuestras vidas. Como resultado la persona estará más cerca de actuar en función de sus metas personales y no a partir de presiones o supuestos del entorno.

Practicar estos principios te dará mayores posibilidades de tener éxito en tus proyectos y metas profesionales y personales.

En vez de actuar a “modo piloto automático”, podrás incorporar hábitos y desarrollar habilidades que realmente te permitan ser el verdadero líder de tu existencia.

La suerte está echada… ¿De qué lado estás tú?

Es inevitable que estés expuesto a contingencias, sucesos que no esperas, hechos que te tomen por sorpresa. Situaciones y circunstancias que no puedas controlar y vayan más allá de ti. Sin embargo, lo que sí es seguro es que eres 100% dueño de tus reacciones y comportamientos.

Eres el responsable de controlar cómo responder ante lo que te rodea.

Un ejemplo está en las diferentes reacciones que tienen las personas ante una misma situación. Veamos este supuesto:

  • Dos personas han quedado en situación de desempleo.

Una de ellas se dedica a enviar curriculum vitae día tras día a páginas de empleo; mientras que la otra además de enviar curriculum se involucra en proyectos sociales, hace formaciones, crea un blog personal, gestiona su presencia en redes como Linkedin.

Iguales situaciones, pero diferentes reacciones y comportamientos.

La Proactividad no es un Don Divino, es un Hábito…

A estas alturas supongo que hayas entendido la importancia de ser proactivo para alcanzar tus metas profesionales y personales.

Te propongo 3 simples ejercicios para detectar cuán proactivo eres y comenzar desde ahora mismo a desarrollar este hábito.

Ejercicio #1. Testea tu Proactividad para Alcanzar tus Metas Profesionales y Personales.

Reflexiona con estas preguntas y detecta tu nivel de proactividad, es importante que sea totalmente sincero contigo mismo.

P 1. ¿Tienes plazos concretos y enmarcados en el tiempo para cumplir tus objetivos? ¿Los chequeas y cumples?

P 2. ¿Basas tus tareas diarias en una planificación previa que asegura conseguir resultados concretos?

P 3. ¿Cómo reaccionas ante las urgencias? ¿Sales corriendo a atenderlas o primero te preguntas si es algo que puede hacerse en otro momento?

P 4. ¿Concentras tus esfuerzos en obtener resultados en aquello que puedes hacer por ti mismo o en aquello que no depende sólo de ti?

P 5. ¿Buscas varias opciones a las situaciones que se te presentan o que imaginas que pueden ocurrir?

P 6. ¿Cuándo algo te está saliendo mal buscas otras alternativas o cambias tus objetivos?

P 7. ¿Eres perseverante en tus objetivos y pruebas varias opciones antes de pensar en tomar otro rumbo?

P 8. ¿Ejecutas acciones concretas y medibles para las ideas y planes que te planteas?

P 9. ¿Tienes un plan B o de contingencia para tu negocio o proyecto?

P 10. ¿Tienes una idea clara de lo que quieres ser y dónde quieres estar de aquí a 3-5 años?

Comienza con estas preguntas y en función de la profundidad y sinceridad de tus respuestas podrás identificar hacia dónde pesa más la balanza.

¿Eres más bien proactivo o reactivo? Te espero en los comentarios. 😉

Ejercicio #2. Escúchate a Ti Mismo y Reprograma tus Pensamientos

Una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad ¿Te suena?

Los pensamientos son determinantes en nuestros comportamientos y acciones, es por ello que debemos cuidar con recelo lo que pensamos sobre nosotros mismos y lo que nos rodea, así como la manera en que articulamos nuestras ideas.

Una expresión muy clara de nuestros pensamientos es precisamente el lenguaje, la forma en que empleamos las palabras son una expresión de la visión que tenemos del mundo y de nuestras actitudes ante la vida.

Escucharte a ti mismo y las expresiones que utilizas te dará pistas para conocer cuán proactivo o reactivo eres. (igual para hacerlo con los demás)

Te pongo algunos ejemplos comparativos para que lo veas más claro:

Pensamientos Reactivos                                   Pensamientos Proactivos

Lo intentaré…                                                     Lo haré…

Esta es la opción para…                              Cuáles son las opciones para…

No sé si puedo hacerlo…                                     Yo puedo hacerlo…

Tengo o debo…                                                   Prefiero o quiero…

Las cosas son así…                                 Las cosas pueden ser mejores…

¿Te das cuenta de la diferencia?

Corregir tus pensamientos con palabras que te empoderen es un buen comienzo para desarrollar el hábito de basar tus conductas en decisiones, no en las condiciones o estímulos que vayan surgiendo.

Ejercicio #3. Ejercita con el Gran Poder del Por qué y Para qué

A lo largo de nuestras vidas asumimos verdades prefabricadas, condicionamientos sociales, creencias de lo que es bueno o malo. Forma parte de nuestra adaptación social, de sentirnos y formar parte de un grupo o status.

Sin embargo, dejar que estos cánones sociales definan de manera automática tus conductas te alejan de tu esencia como persona.

Una cosa es adoptar y respetar determinadas reglas grupales como medio para sobrevivir en sociedad y otra bien diferente es supeditar tus decisiones a los reclamos y exigencias externas.

Hay que establecer una línea divisoria entre tu ser social y tu ser individual; y para ello tener una actitud reflexiva y crítica con tu cotidiano de vida es un buen punto de partida.

Te propongo usar el gran poder del por qué y del para qué como método para detectar las causas e impacto real de las situaciones que se presentan y las decisiones que vas tomando en cada una de ellas.

Poniendo todo junto…

proactividad

Ser proactivo no significa ser soñador, ingenuo, ridículamente optimista; tampoco ser temerario o impulsivo.

Ser proactivo significa tomar conciencia de que eres el responsable de tu vida, de tus actos; que tienes opciones a escoger y que es tu responsabilidad escoger la más inteligente y conveniente según tus principios y valores de vida.

Significa conocer las dificultades y el entorno, pero concentrarse en lo que tú puedes hacer, en tu círculo de influencia; NO en aquello que no puedes controlar o no depende de ti.

Ser proactivo significa tomar la iniciativa y ocuparse por hacer que las cosas sucedan sobre la base de un pensamiento previo de acuerdo con tus valores y deseos.

Y ahora te toca a ti, me encantaría conocer tus opiniones.

¿Cuán proactivo eres en tu vida profesional y personal?

¿Qué es lo que más te cuesta para tomar las riendas de tus sueños y aspiraciones de vida?

Te espero con ilusión en los comentarios para debatir sobre estos temas.

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jueves, 21 de abril de 2016

Procrastinación: Lo dejo para mañana

procrastinación

¿Alguna vez, o muchas, tuviste la intención de hacer algo que postergaste indefinidamente? Si la respuesta es afirmativa, puede ser provechoso seguir leyendo.

Procrastinación, palabra que comienza a ser familiar en los últimos tiempos, remite al acto de dilatar, diferir, postergar o suspender tareas de importancia dejándolas para más adelante.

Aplazar o postergar una acción ocasionalmente, no solo es habitual, sino que hasta puede resultar funcional. El problema se presenta cuando esa forma de respuesta a un estímulo se convierte en una constante.

La demora, el retardo, la dificultad para tomar decisiones, afecta el rendimiento. Pero no termina allí el conflicto que provoca, ya que perturba significativamente la relación con los vínculos afectivos. Como este problema perturba tanto a las personas que procrastinan, como a las de su entorno, la calidad de vida se resiente.

La procrastinación ha sido enfocada desde diversas vertientes, principalmente desde la falta de hábito y el nivel de desorganización personal que induce la postergación, pero, ¿por qué pasa?, ¿qué es lo que la provoca?

Las razones del comportamiento de un procrastinador pueden ser muchas y variadas. En numerosas oportunidades suelen ser diferentes respuestas inconscientes que revelan distintos desordenes psicológicos, muchas veces mixtos. En este sentido, la procrastinación podría ser considerada como un síntoma.

TDAH, los trastornos de ansiedad, la depresión, etc. suelen estar asociados a la conducta procrastinadora. Sin embargo, otro gran número de individuos que no sufren una patología determinada también procrastinan.

Una frase popular dice que querer es poder. En una conversación con un procrastinador, este amplió el concepto: para un procrastinador, no sólo está el querer hacer algo. Es mucho más profundo. Es tener la intención, muchas veces preparar las herramientas, concretas o virtuales, y finalmente, no lograr hacerlo.

Cuando uno tiene la oportunidad de escuchar profesionalmente a quienes procrastinan comprende que estas personas sufren mucho. La sensación que subyace es la de estar atrapados en una red, ver y tener la oportunidad de salir y no poder llegar a concretarlo.

Por otra parte, y con seguridad, desde hace mucho tiempo, el procrastinador se resignó a recibir acusaciones y motes descalificativos, lo que le provoca gran aflicción.

¡Sí! El procrastinador sufre. Además, percibe el dolor y el sufrimiento que provoca en quienes le rodean. La autoestima siempre se ve afectada.

Muchas veces manifiesta su sufrimiento con conductas de rebeldía y de enojo. Sufre por no poder, sufre por no complacer, sufre por saberse incomprendido y sufre por sentirse culpable. La culpa es una compañera de vida del procrastinador.

En un lamentable intento por superar esa culpa, se deshace en excusas. Son expertos creadores de pretextos, evasivas y disculpas. Procuran justificarlas como filosofía de vida. Muchas veces las utilizan no solo para argumentar ante los demás, sino también ante sí mismos.

Cuando las excusas son una constante, expresan una forma de vida signada por la inseguridad y la baja autoestima. Se involucran elementos internos dentro de la dinámica de la autoestima: la elevada autocrítica, el temor al fracaso, la imposición del perfeccionismo. Se suman otros condicionantes tales como la indecisión, la desesperanza, el pesimismo, sentimientos de castigo y estados ansiosos.

Queda mucho por investigar, pero tanto las neurociencias como la psicología están en ese camino. Se sabe que el cerebro tiene circuitos y estructuras semejantes a un motor de arranque. Estos circuitos pertenecen y son regidos por estructuras del sistema límbico y ganglios basales. El neurotransmisor involucrado es la dopamina.

Si todo funciona como es esperable, la cognición, la motivación y la iniciativa, fluirán sin inconvenientes. Pero en el caso de que no sea así, la persona puede explicar su motivación, puede puntualizar cómo debería realizar la tarea y describir las herramientas específicas, pero no podría ejecutarla por falta de iniciativa.

Es importante que una persona que se reconoce procrastinadora no justifique su inacción. Por el contrario, puede y debe trabajar para modificar su comportamiento. El procrastinador puede valerse de algunos recursos conductuales que lo ayuden a convivir mejor con esta dificultad.

Federico, un procrastinador dijo:

“La procrastinación es algo que supera la barrera del amor, la voluntad, o la obligación”.

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miércoles, 20 de abril de 2016

Una solución espiritual a tus problemas emocionales

problemas emocionales

Wayne Dyer dijo…

“Hay una solución espiritual para cada problema”

¿Qué te parecería, entonces?

“Soluciones Espirituales a Problemas Emocionales”

No suena mal, ¿verdad?

Y es que todos tenemos nuestros propios problemas emocionales. Y, a mi modo de ver, suelen ser los más complejos.

Así que si hubiera una solución, que funcionara en todos los casos, estaría genial… ¿no te parece?

¿Y si además fuera una solución sencilla y muy fácil de aprender? ¡Ya sería la repera!

Pues no te vayas muy lejos, porqué de esto va este post:

“Una Solución Espiritual para tus Problemas Emocionales”

Así pues, te propongo un método fácil donde los haya. En el que sólo tienes que quedarte con tres “ideas fuerza”. (y eso lo vas a obtener al terminar de leer el post). Y luego hacer sólo una cosa: “observar”.

Sí, sí… sólo “observar”. Luego te cuento lo que debes observar, pero sólo necesitas “observar”; y eso lo sabemos hacer todos.

¿Te interesa? Pues vamos allá.

Idea fuerza número 1: “Las Emociones son la Voz de tu Ego”

¡Anda, tu amigo el Ego! Ya le conocías, ¿verdad?. Entrando de lleno en el ajo, ya ves.

Y es que cuando sientes emociones, en realidad, lo que estás sintiendo es lo que le gusta o no le gusta… ¡a tu Ego!

Observa muy atentamente porqué hay más miga de la que parece, fíjate:

Cuando sientes emociones negativas

… es porqué vives experiencias que no te gustan. Y te generan sensaciones que tu etiquetas como negativas.

Porque sientes rechazo ante esa situación, no te da la gana de aceptarla. ¡Sientes que las cosas no son como deberían!

Y te dices …

  • ¿Por qué me pasa esto a mi? ¡Qué injusta que es la vida!
  • No nos han pagado todavía… ¡qué les costaría haber hecho la transferencia!

Y te dices todo esto porqué crees que las cosas tendrían que ser distintas, y es que te resistes a la realidad.

Pero la realidad es muy tozuda, y lo que tu creas no tiene nada que ver con ella. Lo que tu crees, tus creencias, sólo tienen que ver con… tu Ego. Ya ves, aparece el Ego por la puerta principal.

Y, en realidad, …

“… esas experiencias que no te gustan, a quien le generan rechazo y resistencia es… a tu Ego, no a ti”

Es un poco raro, ¿verdad? Luego lo verás más claro.

Y cuando sientes emociones positivas…

… es por que experimentas cosas que te gustan. Y eso te hace sentir emociones que tú etiquetas como “positivas”. Por que son aquellas cosas que colman tus expectativas.

  • ¡Cómo te encanta conducir ese nuevo coche!
  • Me encanta, que me trates así…

Y de esas cosas quieres más, y más. Te generan deseo. Y te apegas a ellas.

¿Y que pasa, luego, cuando se termina eso que tanto quieres (porqué todo pasa, nada dura para siempre)? Pues que sientes frustración. Quieres más, pero ya no hay más, y empiezas a sufrir. Y a veces, incluso antes de que terminen.

Ahí aparece de nuevo tu Ego, esta vez por la puerta de atrás. Queriendo imponer sus deseos, en contra de la realidad.

Y es importante que te des cuenta de que…

“… en realidad, aquello que te gusta, lo que hace es llenar las expectativas… de tu Ego, no de ti”

Esta es, pues, la primera de las Ideas Fuerza:

“Las emociones, tanto las negativas como las positivas, te dicen lo que le gusta o no le gusta a tu Ego”

Por lo tanto, como puedes ver, las emociones que sientes son una increíble oportunidad de observar a tu Ego. Tu parte de funcionamiento en piloto automático. La parte de ti que no te permite decidir sobre tu vida. Porque te lleva de aquí para allá sin que te des ni cuenta.

En cuanto te das cuenta de ello, empiezas a vivir de forma más consciente. Tomando realmente tú, las decisiones. ¡Ni tan mal!

Y eso no significa que dejes de saborear tus emociones, porqué tengan que ver con tu Ego. Todo lo contrario. Tendrás la oportunidad de saborearlas de verdad. Sin vivir en la sensación de que se te llevan, como un remolino, por el camino de la perdición.

Podrás vivirlas, sin ningún tipo de temor, dejarte llevar, fluir,… Genial ¿verdad?

Idea Fuerza número 2: “La Paz Interior es la Voz de tu Ser”

Esta es la segunda idea con la que te tienes que familiarizar.

La sensación de Paz se podría etiquetar como una emoción. Pero no lo es. Todas las emociones tienen su polo opuesto. La Paz Interior no.

solucion espiritual

La Paz Interior se produce cuando hay plena aceptación de lo que es. Cuando no hay ni deseo ni rechazo. Cuando no hay ni emoción positiva ni negativa. Cuando permites que aquello sea tal cual es. Y en ese acto… hay un gran amor.

Has venido a este mundo a amar. ¡Pero no lo amas todo! Sólo puedes expresar amor por aquello que amas. Y cada persona ama cosas distintas. Y es expresando esa cualidad amorosa, (la que es exclusiva de ti) que te sentirás feliz.

“Aquello que te provoca Paz Interior, te permite reconocer aquello que amas. Y es expresando aquello que amas, que te sentirás feliz”

Así que ya ves, la que se trae consigo esta Paz Interior.

Y ese amor, que es lo único que es real, no puede venir del Ego; pues el Ego es una mera creación de tu mente. Por lo tanto, sólo pude venir de tu Esencia. La parte de ti que es real. Tu Ser, tu Yo profundo,… o cómo quieras llamarle. La parte de ti que es amor en estado puro.

Estar atento a esta sensación de Paz, te permite conectar con tu esencia. Y reconocer tu auténtica identidad. Toda una oportunidad, ¿no te parece?

Por lo tanto, quédate con la siguiente idea:

“Es cuando sientes paz, frente a una experiencia vivida, que se manifiesta tu Ser”

Al observar esta sensación de paz en ti, estás observándote a ti mismo. Tu auténtica naturaleza está aflorando. Podrás descubrir que personas, experiencias, cosas,… están alineadas con tu auténtica naturaleza. Y te permiten expresarte tal y como eres.

Vivir, desde esta perspectiva, convierte la vida en un maravilloso espejo que refleja quien tu eres; para que te puedas re-conocer. Y lo único que tienes que hacer es “observar”; así de fácil.

Idea Fuerza número 3: La emoción que sientes sólo está en ti.

Y ahí va la última de las tres ideas, y esta ya es la bomba.

Esta sola idea tiene el potencial de cambiar tu experiencia vital. No te quedes con la idea en tu cabeza, trata de vivir a través de ella. Y entonces, experimentarás lo que trato de contarte.

“La emoción que tu sientes sólo está dentro de ti. Nada tiene que ver con aquello que sucede ahí afuera”

Pon por caso lo siguiente:

Estás viendo un partido de futbol, en un bar con tus amigos. Y en estas que, faltando cinco minutos para terminar el partido, tu equipo marca un gol. -Gooooooooooool!!!!!!!!!!!!!!- Chilláis todos. Y tú, junto a tus amigos, saltáis de un bote y empezáis a bailar como locos. La alegría que sentís es inmensa.

En la mesa de enfrente están otros chicos, con la cara absolutamente desencajada. La desesperación no puede ser más profunda. Saben que no queda tiempo para remontar. Sólo un milagro puede cambiar esto.

Te he puesto este ejemplo, y tal vez habría otros mejores, sólo para que veas que la misma situación puede generar emociones diametralmente opuestas en unas personas u otras.

Lo que ha sucedido, en realidad, nada tiene que ver con lo que sientes por dentro. Lo único que ha hecho es ser el detonante para que tú empieces a sentir algo.

Y es que lo que sientes, más bien, depende de tus condicionamientos personales, de tus experiencias anteriores, de tus creencias, de tus expectativas,… Y eso es distinto entre una persona y otra.

Así que ya ves…

“…lo que tú sientes sólo está en ti, y nada más que en ti. Lo externo es, solamente, el detonante para que tú lo puedas sentir”

Y, si te fijas, todas las experiencias están ahí para que tu puedas sentir cosas por dentro; las que tú necesitas sentir.

  • Porqué tú no quieres un coche, quieres la sensación de velocidad que te hace sentir
  • Tú no quieres viajar, quieres la libertad que te hace experimentar
  • Tú no quieres una pareja, quieres las emociones que te provoca
  • Tú no quieres un trabajo fijo, quieres la seguridad que te da.

Vivir, teniendo esto claro, cambia tu perspectiva de forma radical. Porqué te das cuenta que todo está en ti. Y las experiencias de ahí afuera, son sólo la excusa para que eso, que ya está ahí adentro, se mueva.

Y esta perspectiva, te proporciona una increíble sensación de gratitud. Porqué gracias a lo que pasa ahí afuera, tu tienes la oportunidad de sentir una gran cantidad de emociones. Tanto si son emociones “buenas” como “malas”.

Y vivir desde el agradecimiento, es lo que posibilita “observar” tu estado emocional, sin dejarte llevar. Es lo que te permite poner en práctica las ideas fuerza 1 y 2. Porqué existe en ti el espacio necesario para que se pueda desarrollar esa observación.

El método Espiritual

Y ahora que ya tienes las tres ideas que te comentaba, te expongo el método. Y verás que es muy sencillo:

Lo primero que tienes que hacer es comprender las tres ideas de antes. Pero no sólo a nivel mental, sino ser capaz de experimentar tus experiencias desde la nueva perspectiva que te ofrecen. Y comprender estas tres ideas es algo que sólo tienes que hacer una vez. El cambio de chip ya es para siempre.

Y después, cuando aparecen las emociones, lo único que tienes que hacer es “observar”. Punto. Ya está, así de fácil.

Cuando sientes una emoción “obsérvala”. Sin más. Cómo notas esa emoción, dónde la notas, si es punzante, suave, molesta, agradable, aguda, como una opresión en el pecho, constante, intermitente,… “Obsérvala” mientras la sienes en ti. ¡Y ya está!

Esto significa vivir la emoción plenamente. No negarla ni ignorarla. Tanto si la emoción es positiva como si es negativa. Vivir esa emoción al máximo. Porqué si esa emoción está ahí, es por algo.

Y más tarde, si quieres, cuando todo ya ha pasado y tienes la calma suficiente, reflexiona sobre ello. Sin juzgarlo, ya que lo que sentiste es lo que tocaba sentir en ese momento; si no, no lo hubieras sentido.

Y pregúntate:

Si hubiera un mensaje oculto en esa emoción… ¿cuál podría ser?-

Y si la has sentido plenamente, es posible que entonces te llegue como una intuición, un ¡ahá!, una sensación de certeza, una corazonada, una imagen,… Así te “habla” la emoción.

Sin obsesionarte, si no te viene nada, pues no pasa nada: otra vez será. Pero la emoción ha fluido y eso es importante.

Pero en el caso de que te “hable”, entonces obtienes comprensión. Comprendes el mensaje que esa emoción tenía para ti. Comprendes el para qué, de esa experiencia, en ese momento de tu vida. Y tu experiencia vital empieza a cobrar sentido.

Así que ya ves; vivir aplicando esta sencilla receta te permite:

  1. Disfrutar más de tus experiencias
  2. Saborear mejor tus emociones,
  3. Conocer tu auténtica esencia
  4. Desinstalar tus programas automáticos, tu Ego
  5. Y, finamente, tu experiencia vital cobra sentido.

Y todo esto, solamente por “observar”. ¡Vale la Pena!

Bueno, eso es todo. Espero que te resulte muy útil.

Pero simplemente pruébalo. ¿Te funciona? Estupendo, úsalo. ¿No te funciona? Pues te olvidas y ya está. Ya sabes, cada maestrillo con su librillo; encuentra tu el tuyo.

Y, si quieres, cuéntame que tal te ha funcionado en el hilo de comentarios más abajo. Tus experiencias van a enriquecer el post con nuevas perspectivas. ¡Muchas gracias!

Photo Credit: Roberta Tocco

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martes, 19 de abril de 2016

Somos adictos a las nuevas tecnologías?

adictos

En las últimas décadas, el uso y disfrute de las nuevas tecnologías se ha ido incrementando exponencialmente. La televisión ha sido la primera que ha entrado en nuestras vidas, aunque ya casi no pensamos en ella cuando hablamos de nuevas tecnologías.

Las denominadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han contribuido al desarrollo de la denominada sociedad de la información o del conocimiento, que es la que vivimos actualmente.

Con el creciente uso de las nuevas tecnologías, han surgido voces que apuntan a un posible abuso o adicción de las mismas, sobre todo por parte de ciertos sectores de la población.

Uno de estos sectores son los jóvenes y adolescentes, que cada vez más temprano disponen de tecnologías como los móviles o los ordenadores. Este colectivo se considera de alto riesgo, por una serie de características que más adelante os contaré. Pero, ¿podemos hablar realmente de adicción a las nuevas tecnologías?

Los estudios de los que disponemos actualmente ofrecen resultados contradictorios. En primer lugar, es importante tener en cuenta que no existe formalmente ningún trastorno diagnóstico relacionado con la adicción a las nuevas tecnologías en general, ni a ninguna en particular. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), no contempla entre sus páginas ninguno de estos trastornos, como sí lo hace con el juego patológico.

¿Qué podemos considerar adicción?

Los estudios realizados hasta la fecha no se ponen de acuerdo en relación a qué entendemos por adicción a las nuevas tecnologías. Algunos autores toman como referencia la cantidad de tiempo dedicado a la tecnología en cuestión (móvil, ordenador, videojuegos, etc.). Sin embargo, otros autores prefieren considerar los siguientes aspectos:

  • Pérdida de control.
  • Dependencia: necesidad imperiosa de realizar la actividad relacionada con la tecnología de que se trate.
  • Tolerancia: cada vez se necesitan mayores dosis de la tecnología en cuestión.
  • Interferencia grave en la vida cotidiana de la persona.

Por tanto, la adicción a la tecnología se podría definir no tanto por el tipo de conducta que se lleva a cabo, como por la relación mantenida con la tecnología de que se trate.

En la actualidad, las tecnologías, para la gran mayoría de nosotros, son un medio que nos permiten alcanzar determinados fines: por ejemplo, entretenimiento, trabajo, socialización, etc. Sin embargo, se corre gran riesgo de caer en la adicción a la tecnología cuando esta deja de ser un medio y se convierte en un fin.

Cuando la tecnología se vuelve un fin en sí misma, aparecen los síntomas que antes comentaba: pérdida de control, dependencia, tolerancia e interferencia con la vida cotidiana de la persona.

En relación a este último aspecto, la vida diaria de la persona se ve afectada a diferentes niveles, comenzando por una restricción de los intereses, que pasan a girar en torno a la tecnología. La persona comenzará a reducir sus relaciones sociales, a encontrar problemas en sus estudios o trabajo, a incrementar sus facturas relacionadas con la tecnología (en algunos casos, como el móvil), etc.

Otro aspecto que definiría claramente una adicción a las tecnologías sería el síndrome de abstinencia. Aunque clásicamente se ha relacionado con la adicción a las drogas, también está presente en el tema que nos ocupa. Este síndrome se caracteriza por:

  • Un intenso impulso de realizar la conducta.
  • Una tensión creciente hasta que se consigue llevar a cabo la conducta, caracterizada por diferentes alteraciones del estado de ánimo (ansiedad, depresión, irritabilidad,…), cognitivas (afectación de la concentración) y del sueño.

¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir esta adicción?

Diferentes estudios señalan que determinadas variables psicológicas pueden influir en que una persona tenga mayor predisposición o vulnerabilidad a ser adicta a las nuevas tecnologías.

Algunas de estas variables serían, por ejemplo: la impulsividad, la baja autoestima, un bajo estado de ánimo, estrategias de afrontamiento inadecuadas (hacia los problemas), la falta de afecto o las relaciones sociales escasas.

Un grupo particular de población que se ha encontrado que es específicamente vulnerable son los jóvenes y adolescentes. Y lo son por varios motivos: han crecido con las nuevas tecnologías y tienen una alta disponibilidad de las mismas, la etapa vital que experimentan se caracteriza por la búsqueda de sensaciones, así como por la gran influencia que tiene el grupo de iguales.

¿Cómo podemos prevenir la adicción a la tecnología?

1. Educación

Llegando a los padres, y desde escuelas y universidades, se deben introducir pautas educativas en los jóvenes que permitan un uso adecuado y sano de las tecnologías. Como hemos visto, constituyen el grupo de mayor vulnerabilidad a esta adicción.

2. Normas y reglas

Es importante establecer una serie de normas y reglas, por un lado, los padres respecto a los adolescentes y jóvenes y, por otro, los adultos con nosotros mismos. Algunas estrategias adecuadas serían:

  • Colocar el ordenador o la videoconsola en un lugar de la casa de uso común (nunca en la habitación, por ejemplo).
  • Establecer el tiempo que se va a dedicar a la tecnología en cuestión.
  • Conocer los contenidos que se manejan (en el caso de los adolescentes y jóvenes, por parte de los padres), tratando de pactar el uso de aquellos más adecuados según la edad.
  • Utilizar la tecnología de forma racional y con un fin claro: entretenimiento, trabajo, socialización, etc.

3. Actividades alternativas

Programar actividades alternativas e incompatibles con el uso de la tecnología es una buena estrategia para reducir la cantidad de horas que se le dedican. Serían buenas opciones aquellas actividades que impliquen la relación con otros, que sean de tipo lúdico, cultural o deportivo, al aire libre, etc.

Photo Credit: John Wilhem

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