viernes, 1 de julio de 2016

¿Te gustaría tener un cerebro más productivo?: Utiliza listas

productividad

No me gustaba apuntar lo que tenía que hacer. Mi mente lo veía como si fuese algo redundante: ¿por qué tengo que escribir las tareas y después hacerlas? ¿No sería más eficiente hacerlo y ya?

La experiencia muestra que sí, cuando sólo tienes que hacer una cosa, deberías hacerla ya pero, si son varias, con una lista funcionamos mejor. Aunque no con cualquiera.

Si hay tantos sistemas y tipos de listas es porque a cada uno le funciona el suyo y, claro, aquí pienso contar el mío.

Podría decir que mi método me ha ayudado a sacar mil cosas adelante, a sentir cómo los demás no podían seguirme y a triunfar (en el sentido que quieras entenderlo). Pero no, este sistema sólo hace esto por mí: Ponerme una sonrisa en la cara y animarme a seguir.

Puede que me contente con poco pero en realidad, no necesitamos mucho más.

Materiales e instrucciones de uso

Supongo que sabrás lo que es un folio. Bueno, pues coges uno y lo divides en 9 cuadrículas parecidas (tampoco es un concurso de estilo). Luego recortas y tendrás 9 trocitos de papel.

Si en lugar de usar un folio normal usas uno estilo cartulina, el resultado es mejor pues el papel tendrás más consistencia. Incluso, si te sientes alegre ¡puedes usar cartulinas de distintos colores! Yo no lo hago.

Lo segundo que necesitas es un boli. Puede ser negro, azul, verde… En realidad no es relevante.

Y ya está. Eso es todo lo que necesitas. Sé que ahora hay mil apps que molan mucho más que mi trozo de papel. Tienen colores, estilos, posibilidad de hacer un ranking de relevancia, de apuntar notas para hoy, para la semana que viene, para el mes y para el semestre. También permiten poner notas sobre las notas o hacer que salten en nuestra pantalla en el momento que se lo pidamos.

Hay dos razones por las cuales sigo con mis trozos de folio acartulinado:

Primero: No quiero dedicar media hora a organizar mi día. Como decía al principio, organizar lo que tengo que hacer y luego hacerlo, para mí es como hacer lo mismo dos veces. Cuanto menos tiempo tenga que dedicar a esto de apuntar, mejor.

Segundo: En el móvil no se puede tachar la tarea. O sea, se puede, pero para hacerlo se le da a un botón. ¡Un botón! No se puede coger el boli, mirar lo que acabas de terminar con aire de suficiencia y, con esa expresión de satisfacción parecida a la de el Joker cuando se dispone a fastidiar a Batman, tacharlo sin atisbo de misericordia en tu mirada.

Es este subidón el que me hace mantener la motivación para seguir terminando cosas. Llegar al final del día y ver todo tachado es guay pero, el mayor beneficio para ti, para sentirte bien contigo mismo, es ir tachando cosas.

Si te preocupa el hecho de no poder acceder a ella desde el móvil, tengo la solución: bolsillos.

Hay uno especialmente práctico que es el de la nalga (en mi caso la izquierda, pero será cuestión de gustos). Este bolsillo permite mantener la lista bastante estirada. Pero, claro, no podrás añadir nada pues llevar un boli encima es tentar a la suerte (sobre todo si, como yo, no saliste nunca del boli Bic)

Si esperabas una solución tan creativa como la de los bolsillos a este problema, siento decirte que no la hay. No se añaden cosas a tu lista. Si es muy importante, no lo olvidarás y podrás meterlo en tu lista de mañana.

Lo que me lleva al momento de redacción de estas maravillas de la ingeniería productiva y artífices de la felicidad humana. Idealmente, antes de escribir tu pequeño diario sobre el día. ¿No llevas un diario? ¿Y cómo recuerdas lo que pensabas sobre la vida hace un año? ¿O dos? Pero bueno, en eso ya me meteré otro día. Yo redacto mi lista la noche de antes, pero por la mañana también vale.

Una plantilla nueva para cada día, para que se vea bien lo que has tachado. ¿Orden? El otro día leí un artículo sobre un hombre que descubrió que llevaba años haciendo mal sus listas porque no ordenaba bien las tareas. A mí me pareció surrealista pero, por si acaso hay alguien con el mismo problema, diré que lo suyo es hacer lo más difícil primero. O sea, que si vas a seguir un orden, apunta las tareas de más a menos difícil.

La razón para hacerlo así es que tachar tareas mola. Y nuestro cerebro lo goza. A veces lo goza tanto que si lleva 2-3 cosas se relaja. Entiende que ya has hecho bastante. Por esto es más interesante hacer lo difícil primero.

En la práctica

Esta es una de mis listas. Encontré estas cuartillas muy chulas (están duras y me ahorré recortar folios) que se me están acabando, para alargar su vida uso una cara para dos días. Lo que está escrito en el “margen” son cosas que añadí al terminar lo que tenía o alguna idea para un título de un post o vídeo que me parece buena.

productividad

No es bonita. No convencerás a nadie de las bondades de tu sistema enseñándole un papel medio arrugado del bolsillo del culo. En lugar de eso, te recomiendo que muestres lo que has conseguido hacer y lo bien que te sientes por pasarte el día tachando cosas.

Como decía al principio, hay multitud de sistemas para ser más productivo, apps, el bullet journal, etc. Mi sistema ofrece el plan de productividad básico: haz más. Su fortaleza sobre los demás está en que también incluye un sistema para elimi-nar el estrés con esos pequeños subidones a lo largo del día y te hace sentir mejor. Tachar físicamente cada tarea es algo que nos marca más que simplemente darle a un botón.

El poder de lo analógico.

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